Sección: Partido Socialista: Recomposiciones y debates
141 socialistas: cuatro claves del Comité Central PS
Francisco Olea
En su quinta versión el “El poder: para qué y para quién”, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) trata de tomar “el pulso a la opinión pública lanzando un debate sobre los desafíos más urgentes que permitan a la gente vivir una vida plena y creativa”, plantea además, “la óptica del poder en toda su gama, desde las relaciones ciudadano-gobierno hasta las relaciones familiares y de pareja, pasando por las relaciones laborales, de los distintos grupos de poder político y económico, y de las instituciones que promueven o coartan las posibilidades de la gente. Desde la óptica del Informe, “el poder no es una lucha en la que unos ganan lo que inevitablemente pierden los otros. Se puede crear socialmente y puede aumentar para todos” (1).
Cuanto de base empírica encontramos en el esfera política socialista para tratar de leer o intentar leer – desde este informe – las discusiones del Comité Central (CC) del Partido Socialista de Chile. El día sábado 30 de julio mismo día que la Junta Nacional del PDC proclamó a Michelle Bachelet, dejó de manifiesto algunas claves – que se han ido cristalizando – que permiten comprender el accionar del CC a la hora de las definiciones y plantillas parlamentarias en el horizonte de diciembre. A continuación algunas claves para la conversación.
Primera clave: de la pantalla total al reino de las encuestas.
Es ya un lugar común en el CC del PS, señalar que nuestro mundo atraviesa por un periodo marcado por las transformaciones multidimensionales y nuevos conflictos que suscita. Mirado desde esta óptica, la transición hacia la era de la información resulta cada vez más compleja ya que, “coincide en tiempo y espacio de una transición política de la dictadura hacia la democracia, y de un modelo autoritario excluyente a un modelo liberal democrático, incluyente” (2). En este escenario, la política mediática tiene sus reglas y lógicas, en particular la indiscutible personalización de los liderazgos, credibilidad de siglas y marcas como valor para la formación de la opinión pública, y en ciertos momentos el apoyo a uno u otro se construye sobre la base de destruir esa credibilidad.
El campo de batalla por excelencia son los medios de comunicación y el nuevo vínculo con el mercado se encuentra con un complejo sistema simbólico fuertemente segmentado. Aquí la TV, radios, periódicos, internet, se han convertido en el espacio privilegiado de la política, por ende, de la captura de las opciones y adhesiones de la votación ciudadana. El amplio mercado, universos y segmentos de mercados ofrecido por la sociedad chilena permiten entender que asistimos al reino de las encuestas, al esplendor de la sociedad del espectáculo y por ende, el perfil y atributos de unos y otros candidatos se juegan su opción en esta esfera de poder.
La toma de decisiones mayoritariamente en el CC, en torno al escenario electoral asume como axioma que, la percepción ciudadana medida a través de las encuestas, es y será – sin dudas – una de las variables fundamentales esgrimidas para definir los atributos y perfiles de los candidatos al parlamento del PS. Curioso axioma – por ende no menos válido – ya consagrado por un partido que ha definido su accionar en base a la estructura ideológica/orgánica y de equilibrios tendenciales. El CC del PS comienza a incorporar en su lenguaje la idea del consumo y la demanda electoral, por ende, también asumirá una nueva lógica asociada al gasto de cada una de sus decisiones
Segunda clave: el nuevo malestar de la elite
Siguiendo cierta línea argumental, el fin de los secretos ha caracterizado a este Comité Central. El término de la privacidad y la democratización de la información inundan de imágenes, registros y datos a nuevos mercados de electores, su efecto inmediato es que no hay control único de la información, de los espacios y los privilegios, menos aún de ciertos funcionarios del CC. Lo anterior ha generado – entre otros aspectos – que la mirada y control absoluto de los miembros del CC chocan con enemigos o adversarios más difusos, con causas menos claras, en un escenario paradojal y ambivalente.
La vida política se caracteriza por cierta individualización, y en consecuencia la vida comunitaria o de proyecto común ha sufrido una fuerte pérdida de vínculos. Entonces, el dilema relacionado con la identidad de cada una de las corrientes internas al interior de CC, sufre dos colapsos en la toma de decisiones: o una fuerte personalización de la identidad de cada actor y no de su corriente, o una suerte de identidad, que podríamos denominarla como “integrista”, y su metáfora ad hoc será algo así como el síndrome de Luis XVI “después de mí el diluvio”.
Tercera clave: subjetividad socialista
Las instituciones políticas que se crearon para ofrecer cierta protección a las personas y enfrentar la inseguridad, ofrecen pocos “activos” y ”luces” en este ámbito. Este ciclo de debates ha sido además caracterizado como de angustia dispersa y difusa, la trampa es que enfrentar esto temas y circunstancias requieren consensuar “remedios colectivos”, tarea difícil, cuando, a ratos, nuestros dirigentes actúan con un ego centro y autorefencia poco interesados en las repercusiones de sus decisiones.
Este podría ser – quizás – un proceso de transformación simultánea de la subjetividad y de la sociedad global, no sólo presente en nuestro partido, ya que ha sido planteado por los informes del PNUD de los años 1998, 2000 y 2002, y han retratado y documentado la inseguridad subjetiva.
Esta suerte de “mundo en fuga” es preocupante, para quienes crean certezas y ofertas programáticas – como lo es una dirección política – ya que los nuevos acontecimientos tienen una cierta dosis de azar y subjetividad, que en lo fundamental está relacionado, de hecho, con su carácter de imprevisible.
La inseguridad humana requiere soluciones colectivas, pero todas la medidas tomadas tienden a la suspicacia mutua, dividen más a las personas, suponen conspiraciones y “máquinas permanentes”, enemigos ante cualquier disenso o argumentos y acaban por volver más solitaria la actividad política. Este quiebre del vínculo colectivo – señalado en reiteradas sesiones del CC – nos obliga a asumir y entender la compleja realidad que enfrentamos. Los acontecimientos en el último periodo no han erosionado el fundamento de estas ideas.
Cuarta clave: sociedad post material
Nuestro Comité Central no está sometido a un dominio estricto por parte de las dirigencias – como lo expresan algunas ambiciones de la izquierda liberal y podría decirse de las pesadillas de la izquierda conservadora -, sino más bien, un mundo político lleno de incertidumbre.
Este escenario inédito y abierto también tiene expresiones en las definiciones futuras asociadas a nuestros candidatos, y por qué no decirlo, al reloj biológico y político que cada uno posee. Una de las pugnas más emblemáticas en este campo de poder fue la definición en torno al cupo senatorial de la VIII Costa. Circunscripción que históricamente representó el Senador Sr. J.A Viera-Gallo y que logró doblar a la derecha; figura nacional, de conocida capacidad legislativa, quien no hace poco había participado en las principales mesas de negociación en torno a las violaciones a los derechos humanos, y materias jurídicas de trascendencia; y el actual Diputado Sr. Alejandro Navarro, dirigente estudiantil de la década de los 80, de atributos y capacidad de ir posicionando temas de interés ciudadano, claramente asociado al estamento meritocrático socialista; reflejaban dos opciones de perfiles y atractivos claramente interesantes para la ciudadanía.
Esta disputa por “cupos”, dejó en evidencia algunos rasgos – entre otros – de los dilemas de las sociedades post materiales, es decir, nuevas diferencias de la sociedad chilena para ser considerada al momento de la toma de decisiones.
Sería pretencioso e ingenuo señalar que nos encontramos con la esencia de la expresión de la fragmentación o de la disolución del sujeto político dentro de un “mundo de signos” o “nuevas claves de la política”, si no más bien, sería la expresión de un nuevo campo de batalla, un universo de sentidos y nuevas insinuaciones ciudadanas, aún difíciles de entender.
Esto significa que debemos enfrentar al interior del CC ciertas “Políticas de Resistencia”, “Políticas Generacionales” y “Políticas de la Memoria” que irrumpen en el actual escenario, y que explican o intentan explicar nuestras definiciones. Entonces podríamos señalar que, no hay peores ni mejores candidatos, sino que distintos y múltiples candidatos. Vaya dilema.
Epilogo: realidad hipótesis
Académicamente, la política es entendida como un quehacer lúcido, una noble actividad preocupada de instaurar instituciones deseables y necesarias. Por otra parte, la democracia es definida como el régimen de auto institución, es decir, instituciones sociales que dependen de las actividades y decisiones colectivas. Casi es necesario agregar que, esta auto institución es un movimiento incesante, muy alejado de una “sociedad perfecta” – expresión perfectamente vacía -, sino más bien una suerte de sociedad que sea tan libre y equitativa como sea posible.
Debemos enfrentar este panorama con una nueva forma de ser y pensar al interior de un partido como lo es el Socialista de Chile. Pero también esta etapa puede transformarse en una tediosa banalidad para la ciudadanía, interminables negociaciones para las dirigencias, postergaciones, concesiones e inoperancias de soluciones de segundo orden (mirar a los otros y auto observarnos a la vez).
Vivir-la-política-desde-la-militancia, y a la vez, el vivir–en–este-“mundo”-puede- resultar-abrumador-a-veces. Los ejemplos abundan.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Bauman, Zygmunt: “En Busca de la Política”
Bauman, Zygmunt: “Modernidad Líquida”
(1) El informe “El poder: para qué y para quién”, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), fue presentado al Presidente Ricardo Lagos el 12 de enero de 2005 en una ceremonia que se efectuó en la Casa Central de la Universidad de Chile
(2) Castells, Manuel “Globalización, desarrollo y democracia: Chile en el contexto mundial, FCE, 2005