Sección: Temas sectoriales: Diagnósticos y propuestas

¿Cómo andan las relaciones laborales?

Malva Espinosa C.

AVANCES de actualidad Nº 9
Septiembre 1991

Hace un año y tres meses que se firmó el Acuerdo Marco Tripartito entre empresarios, trabajadores y gobierno. A algunos les gustó más que a otros, pero fue en definitiva un gesto. Diríamos que un gesto democrático de los actores en la búsqueda de acuerdos que permitieran contribuir a la estabilidad política y económica y a la armonía social en la situación de transición a la democracia.

Los firmantes – empresarios, trabajadores y gobierno -, se comprometían entre otras cosas a un modelo de desarrollo de crecimiento y equidad, formulado de la siguiente manera: el crecimiento sostenido de la economía nacional, es la única forma de mejorar la calidad de vida de la población. La posibilidad de este crecimiento está fuertemente asociada a aumentar la capacidad exportadora. Señala además, la necesidad de incrementar la inversión y el ahorro, orientados al objetivo de cooperar al progreso del país y a la elevación de los niveles de empleo y de salarios.

A un año y medio del acuerdo conviene ahora examinar las señales.

En 1991, se ha producido un proceso de reactivación económica, después del ajuste al sobrecalentamiento de la economía que se aplicó en 1990 y que si bien redujo la inflación terminó con un nivel de crecimiento bajo. No ocurre lo mismo en 1991. Todos los sectores de la economía muestran cifras altas de reactivación y algunos como el Comercio experimentan un crecimiento importante (8,8% el primer semestre y 13% el mes de junio respecto del mismo mes del año anterior). Empresarios estiman que éste podría alcanzar al 15% en el año. (1) Es decir, triplicaría el crecimiento estimado del 5% para el total de la economía.

Sin embargo, no ocurre lo mismo con el empleo y los salarios. Los mismos empresarios reconocen que el empleo ha descendido en el sector producto del ajuste de 1990 ¿Pero qué pasa en 1991?

Al menos como una señal preocupante se puede observar que en lo que va corrido del año, los trabajadores del Comercio que ya tuvieron sus negociaciones colectivas, sólo obtuvieron el 0,82% real de aumento en sus remuneraciones. La segunda cifra más baja de todos los sectores de la economía.(2)

En resumen, crecen las ventas,(3) baja el empleo y las remuneraciones aumentan en un porcentaje real mínimo. Esas son las señales.

Vamos entonces a las preocupaciones:

Manuel Bustos declara “… la relación con los empresarios es menos que regular, lo que me parece peligroso”. (4) Y también expresa que “los trabajadores han cedido mucho más”, esto refiriéndose a la actitud razonable y generosa del movimiento sindical que ha ido a la búsqueda de acuerdos más que a la confrontación.(5) En los hechos sólo el 8,4% de las negociaciones colectivas realizadas este primer semestre han derivado en huelga, la gran mayoría de las negociaciones llegó a buen término, aun con los escasos aumentos reales que en promedio para todos los sectores de la economía alcanza sólo al 3,13% (un punto menos que el año pasado), con una tendencia, afortunadamente aún leve, de descenso del empleo.

Frente a este cuadro de ausencia de conflictos laborales, las huelgas de gran visibilidad de estos últimos días: Chuquicamata, la de El Teniente y el paro de la FENATS, no alcanzan a ser señales “confrontacionales”, sino por el contrario apenas expresión de descontento y uso legítimo de un derecho: la huelga.

Por cierto los actores de estos conflictos están en los dos extremos de la fuerza de trabajo asalariada: el polo de mayor fuerza histórica d negociaciones, los mineros; y el polo de mayor postergación histórica, los trabajadores de la salud. Entre estos dos extremos están casi 4 millones de trabajadores, de los cuales sólo un porcentaje pequeño cercano al 10% está sindicalizado. Por lo tanto su suerte dependerá de los gestos y señales que dé el empresariado en esta situación de crecimiento.

Todos estamos preocupados de la inflación y no es cuestión de elevar salarios de manera indiscriminada, pero tiene que ir paulatinamente habiendo correspondencia entre crecimiento económico, inversión, empleo y salarios.

Aún más, al interior de las empresas pueden reestructurarse las nóminas salariales privilegiando los salarios más deprimidos y lentificando el aumento de los salarios mayores. El porcentaje de variación por grupo ocupacional entre diciembre del 90 y abril del 91, muestra nuevamente una señal desequilibrada. Administradores y gerentes aumentaron un 3,3% real, profesionales y técnicos 1,2%, administrativos1, 0%, vendedores 0,8%, empleados especializados -0,2%, trabajadores no especializados 1,3% y trabajadores de servicios -0,1%.(6)

Por otra parte, las condiciones de equidad no se miden sólo en salarios, también se pueden mejorar las condiciones de trabajo, las relaciones laborales, los mecanismos de participación y la capacitación técnica. Las vías para mostrar señales positivas son múltiples y variadas, no sólo económicas.

El sector empresarial permanentemente está requiriendo gestos y señales del gobierno para restituir la confianza. “No más desconfianzas recíprocas entre autoridades y empresarios, abandonemos de una vez por todas los muros ideológicos que a veces nos separan y paralizan. Ni el gobierno ni nuestras empresas serán exitosas si no fortalecemos la confianza”, afirmó recientemente Fernando Agüero, Presidente de la SFF.(7)

Es hora de pedirle a los empresarios gestos y señales para restituir la confianza de que cumplirán su compromiso del Acuerdo Marco de crecimiento con equidad.

Hasta ahora los gestos y las señales del empresariado muestran que “del dicho al hecho hay mucho trecho”, y que están tomando con ligereza el acuerdo democrático, al que concurrieron con los trabajadores y el gobierno.

El principio elemental de todo compromiso es su cumplimiento. La ruptura de él por alguna de las partes libera a las demás. No vaya a ser cosa que después de un tiempo el descontento laboral termine por ser una pérdida de confianza de los trabajadores en el gobierno de la Concertación, por su incapacidad de hacer cumplir los propios compromisos que ha propiciado.

Los socialistas hemos estado de acuerdo con los gestos democráticos. Es hora de que nos preocupemos de las señales y estemos atentos al cumplimiento de los compromisos adquiridos. La concertación social es una política válida, en tanto y cuanto garantiza que los actores sociales ceden algo y ganan algo en virtud del acuerdo.

El gobierno ha dado señales claras que no intervendrá en el funcionamiento de las empresas y que propenderá a políticas de equidad reorganizando el gasto social. Los trabajadores han dado señales claras que no exigirán demandas imposibles que afecten la tranquilidad laboral.

Faltan las señales de los empresarios: inversión, empleo, remuneraciones y mejores relaciones laborales. Sólo así el acuerdo social habrá sido un verdadero aprendizaje democrático.

Notas:

(1) El Diario, 16/07/91. El Mercurio, 17/07/91.

(2) La Segunda, 16/07/91.

(3) Sólo para tener una idea de qué volumen estamos hablando, las ventas de supermercados llegarían a 1.600 millones de dólares en el año.

(4) La Segunda, 19/07/91.

(5) La Segunda 19/07/91.

(6) Indicadores de Estrategia, 25/07/91.

(7) La Época, 25/07/91.