El consorcio Microsoft y el parlamento alemán se entendieron por mucho tiempo bastante bien. Especialmente cuando se trató de decidirse en contra de las Macs y a favor de los programas y sistemas operativos de la firma de Bill Gates. Sin embargo la armonía se fue quebrantando lentamente. Con cada parche que Microsoft inventaba para proteger un sistema inestable, inseguro y caro disminuía la confianza en el monopolista.

Paralelamente crecían en estabilidad los programas de contenidos abiertos como el sistema operativo Linux que además le permitía a una nueva generación de especialistas IT desenvolver su creatividad, desarrollar soluciones para sus áreas y no quedarse en el rol de usuario especializado que le había asignado Microsoft.

De esta manera no fue difícil que los parlamentarios le pusieran fin al monopolio de Microsoft.

Ese fue el comienzo. Después vino Münich ciudad que decidió dotar a 140.000 computadoras del servicio público con el sistema operativo Linux.

El diablo vendiendo cruces

Junto a las causas ya aludidas hay un argumento político basado en la reflexión de que las instituciones democráticas están obligadas a garantizar reglas de comportamiento democrático. Sólo softwares que posibilitan un acceso libre a su código permiten su supervisión social y su mejoramiento. La meta social de posibilitar un acceso sin obstáculos al saber es facilitada por los software libres, no sólo por el carácter abierto de su tecnología, sino porque además no son comerciales.

La reacciones no se han hecho esperar. En una acción propagandística y algo ridícula, Microsoft autorizó que algunos de sus representantes “mostraran” por algunas horas el código – que contiene cerca de 32 millones de líneas – a algunos interlocutores del parlamento cuidadosamente elegidos y paralelamente acusó a los autores de la iniciativa pro Linux de tratar de extinguir cerca de 1.300 puestos de trabajo, de discriminar a Microsoft y de ser antidemocráticos. El diablo vendiendo cruces.

Quizás lo más importantes de todo esto es que la representación de Microsoft en Alemania sostiene que sobre ventajas y desventajas de sistemas operativos se puede hablar y reconoce que el sistema operativos LINUX también está en condiciones de afrontar el trabajo del parlamento alemán. La pregunta que se hacen los electores es: ¿entonces para que gastar millones en los programas de Microsoft?

Linux

Gracias a que Linus Torvalds, en 1991 estudiante de informática de la U. de Helsinki en Finlandia, hizo público el código de Linux, una enorme comunidad de desinteresados programadores de todo el mundo se pusieron a mejorar el sistema. Consiguiéndose en sólo dos años se un sistema operativo funcional y poderoso que desde marzo de 1994 no ha parado de crecer.

Linux es un sistema operativo, es decir, el programa que administra la memoria, distribuye tiempos del procesador, se encarga del acceso a todos los periféricos y permite el funcionamiento de los programas de aplicación. Linux es compatible con el Sistema Operativo UNIX, ampliamente utilizado en los servidores de la Red Internet. Tiene dos características propias: es un software libre y tiene disponible el código fuente en el lenguaje en el que fue programado. A diferencia de los códigos cerrados, se puede copiar, cambiar y distribuir libremente. Lo que se encuentra limitado es aplicar restricciones en las nuevas distribuciones y se debe incluir siempre el código fuente. Esto es lo que lo hace realmente libre.

Linux es un sistema operativo que puede se utilizado en casi todas las plataformas, incluyendo Main Frames, Mini Computadoras y Computadoras Personales, en arquitecturas de procesadores 386, 486, Pentium, Alpha, ARM, MIPS, PowerPC, SPARC y muchos otros. La versión del kernel 2.4.0 es compatible con las próximas generaciones de procesadores, incluido el integrado de 64 bits Itanium de Intel. Con él se pueden controlar máquinas que lleven hasta 32 procesadores trabajando simultáneamente.

Códigos abiertos: una alternativa para romper con la brecha digital

Todos sabemos que nos encontramos una nueva revolución “industrial” en donde las intervenciones y el progreso de las tecnologías digitales en los años recién pasados que hasta ahora existen desatan cambios cualitativos profundos que afectan a todos los aspectos de la sociedad y vida modernas, aunque en formas distintas en lugares diferentes.

Es una revolución que está sucediendo a nivel mundial, y que afecta las economías, las formas de ejercer la democracia, nuestros valores, estilos de vida y cultura. Se trata de un cambio de paradigmas en el que un importante patrón de vida y pensamiento se extingue naciendo otro. Una cambio activado esencialmente por amplio uso de computadoras personales y del Internet, pero que también comprende elementos como la realidad virtual, y bio y nano tecnologías tales como la manipulación genética. Tecnologías todas, que traerán consigo cambios radicales en las relaciones entre el individuo y la sociedad y en la percepción de la realidad.

Sin embargo, este nuevo universo no es para todos. Una cosa es la situación en el norte, y otra las realidades del sur. A nivel mundial, existe una brecha digital enorme, que sólo será superable si en las sociedades afectadas se resuelven problemas como la conectividad, la obtención de equipos y la capacitación. El uso de software de código abierto representa sólo una parte de las soluciones que proporciona una alternativa barata al monopolio de Microsoft en sistemas operativos, paquetes para oficina, aun cuando se haya creado un estándar de facto que es difícil eliminar. La responsabilidad de las instituciones democráticas para garantizar el acceso a la información y al conocimiento es ineludible.