Sección: Partido Socialista: Recomposiciones y debates

CUATRO LECTURAS DEL PROYECTO SOCIALISTA

Equipo AVANCE

AVANCES de actualidad Nº 22
Julio 1996

Las lecturas de las resoluciones de los congresos socialistas nunca fueron unívocas, y tampoco lo serán frente al documento programático recién aprobado. Sin embargo, siempre se ha podido ir construyendo una suerte de marco de legitimidad en cuyo seno caben las diversas interpretaciones. Posiblemente a este propósito se debió el llamado del Presidente del PS, Camilo Escalona, de hacer un esfuerzo por realizar una “lectura institucional” del Proyecto Socialista.

Las opiniones de Ricardo Núñez, Clodomiro Almeyda, Jaime Pérez de Arce y Osvaldo Andrade, cuatro miembros de la Comisión Política del PS, sobre la importancia, los temas destacables y los déficit del Proyecto Socialista, permiten ir configurando esa matriz interpretativa del Proyecto Socialista. A los cuatro dirigentes les hicimos las siguientes preguntas.

1. ¿Qué significado le otorga al Proyecto Socialista aprobado en el reciente Congreso del PS, a la luz del desarrollo del partido y de los desafíos políticos que enfrenta?

2. ¿Cuáles son, a su juicio, las dos o tres definiciones fundamentales que contiene el documento?

3. ¿Qué vacíos importantes le encuentra?

4. El amplísimo respaldo del Congreso al Proyecto Socialista supondría que los actuales alineamientos tendenciales han quedado cuestionados. ¿Qué debería hacerse para que nueva realidad se vea reflejada en el funcionamiento y la convivencia partidaria?

RICARDO NÚÑEZ: Inflexión sustantiva

1. Si se analizan las resoluciones de los Congresos del Partido Socialista a lo largo de su historia, pocas han quedado grabadas en la memoria de los militantes y tampoco han sido aquellas que han incidido de manera determinante en el curso de los procesos económicos, sociales y políticos del país. Me atrevo a señalar que estas resoluciones no han de seguir la misma suerte.

Ellas significan un verdadero “quiebre”, una inflexión sustantiva en una dirección positiva que debiera abrir curso a la constitución de un Partido Socialista de izquierda, moderno, abierto y atento a los desafíos de todo orden que nos impone la actual realidad de Chile y el mundo.

Como toda resolución que no pretende ahondar en cada una de las materias en que se ha incursionado, estas son susceptibles de precisiones. Sin embargo, dichas precisiones en ningún caso pueden entenderse como rectificaciones, ya que éstas sólo pueden resolverse en un nuevo Congreso partidario.

2. En términos generales, una primera definición es que las nuevas transformaciones en la economía y la sociedad no son meras desviaciones de un modelo ideal en torno al cual se movió la izquierda mundial durante decenios, sino que ellas son realidades concretas que afectan directa y sustancialmente la vida de gran parte de la humanidad, independientemente de los juicios de valor que esas transformaciones nos merezcan. Es decir que hemos vuelto a hacer un “análisis concreto de la realidad concreta”, la única manera de entender su naturaleza, alcances y contenidos.

En segundo término, es destacable que se haya reafirmado el carácter plural del mundo teórico-ideológico que define al PS. En este sentido debemos resaltar la interesante afirmación que hiciera Eugenio González en el Programa del 47, según la cual el socialismo rescata para sí todos aquellos aportes que para la libertad y el sistema democrático instituyera históricamente la burguesía. Es decir que debemos reconocer que el liberalismo se incorporó definitivamente al acervo cultural del PS, lo que significa el respeto a la soberanía popular y consecuencialmente al sufragio universal, libre, secreto e informado, la alternancia en el poder, la separación de los poderes estatales y la caducidad de los mandatos generados por voto popular.

En tercer lugar, es rescatable la reafirmación de la voluntad del socialismo chileno de “superar el capitalismo”. Al hacer esta afirmación, por primera vez no estamos suponiendo la existencia de modelos absolutos y totalizantes, sino que en un proceso de lucha entre contrarios, de avances y retrocesos, pretendemos ir construyendo las respuestas que permitan que las estructuras políticas, sociales, económicas y culturales que vayan emergiendo tengan un sello socialista, es decir que contengan los principios de solidaridad y justicia social.

3. Es obvio que ninguna resolución puede pretender abarcar todos los grandes temas que importan en una definición de carácter estratégica. Sin embargo. Sin embargo, creo que existen dos o tres en torno a los cuales hay evidentes vacíos que requieren ser llenados a la brevedad.

Uno es el tema medioambiental, de importancia creciente en Chile y el mundo, y más precisamente el relativo al desarrollo sustentable. En seguida, las resoluciones no abordan en profundidad las cuestiones relacionadas con la juventud y su especial rol en los procesos de transformación, tanto en lo valórico-cultural como en lo económico-político. El tema de la mujer, por su parte, tiene una multiplicidad de aspectos que lo hacen de una extrema complejidad; y lo mismo ocurre con la tercera edad, respecto del cual el PS no ha demostrado la debida preocupación.

Por último, dentro de los temas que no se mencionan – salvo de manera indirecta -, figura la transformación político-administrativa del Estado y el cambio del régimen político, a objeto de dar cuenta de la concepción autoritaria que aún prevalecen el sistema democrático chileno.

4. No creo que a propósito de las resoluciones del Congreso vaya a desaparecer de manera automática el actual alineamiento tendencial del PS, porque éste no sólo responde a orientaciones político-programáticas sino también a otros elementos que sólo el tiempo superará.

Sin embargo, creo que en la medida que estas resoluciones se profundicen y sean efectivamente compartidas e internalizadas por la militancia, debiera ir produciéndose un nuevo y no traumático realineamiento tendencial dentro del partido. Ello exige terminar con las descalificaciones y profundizar la discusión político-teórica del conjunto del Partido y no solamente entre las cúpulas estamentales y, por último, lograr que el PS sea crecientemente un partido más abierto y sensible a su entorno, terminando con la autopercepción de vanguardia iluminada que aún prevalece en muchos sectores partidarios.

CLODOMIRO ALMEYDA: Testimonio de Unidad

1. La aprobación por inmensa mayoría del Proyecto Socialista tuvo más bien un significado simbólico y formal, que de contenido. La gran mayoría de quienes aprobaron dicho informe, entre quienes me cuento, lo hicimos para reafirmar grandes ideas generales – de amplio consenso partidario – consignadas en el documento de noviembre de 1989, que hizo posible la necesaria Unidad Socialista, consumada pocos días después. Nadie o casi nadie, al aprobar ese informe entendió que lo hacía con un texto Terminal. La lectura de las actas de la sesión correspondiente no deja lugar a dudas al respecto.

2. Las ideas matrices positivas del documento, que legitiman su aprobación unánime, son las siguientes:

Se define allí como vigas maestras del pensamiento socialista la articulación dialéctica y complementaria de los conceptos de democracia y socialismo, de libertad y de igualdad y de desarrollo económico y justicia social.

Se asume el concepto de que el comunismo (socialismo) no es un ideal al cual hay que imponer en la sociedad, sino es el movimiento real que va superando sus contradicciones. No se trata pues de imponer desde arriba un modelo de sociedad, sino de ir renaciéndola al calor de las luchas concretas por superar sus injusticias e irracionalidades.

Se reconoce que el Partido admite la coexistencia en su seno de aproximaciones al socialismo provenientes de diferentes fuentes ideológicas, sean estas marxistas, simplemente racionalistas o provenientes del humanismo cristiano.

Se abandona la concepción vanguardista de la lucha política que la concibe como la captura del poder por cualquier medio, para desde allí implantar un nuevo orden social, más fundamentado en la coerción física y moral que en la voluntad y el deseo de las grandes mayorías.

3. En el pasivo del documento hay que registrar en primer lugar su debilidad en la reafirmación de la identidad y vigencia del socialismo.

Se desprende de su contenido que el socialismo debe tender más a corregir las inquietudes engendradas por un capitalismo libremercadista, que intentar superarlo a través de otra estructura social, asentada en valores y pautas de distribución de recursos y de asignación del excedente económico9, distintas a las prevalecientes en una economía capitalista de mercado.

No se define cuál debe ser la relación entre el plan y el mercado, lo que es esencial en el socialismo, en cuanto éste concede a la planificación una primacía estratégica y al libre mercado una significación táctica, por importante que pueda ser su rol en determinados contextos, como ocurre hoy en día. Tampoco se cuestiona la teoría de Estado subsidiario, ni se releva la significación del Poder Público, como representante del interés colectivo y de las grandes mayorías. Esto es grave por sus implicaciones en la cuestión de la propiedad pública, hoy día satanizada por el neoliberalismo, pero que para el socialismo debe desempeñar un papel decisivo en el contexto económico global.

Por otra parte, no se alude a las transformaciones institucionales que requiere la democratización de la sociedad chilena, ni se toca el problema de la sobre presencia de las Fuerzas Armadas en el país ni a su todavía no lograda subordinación plena a los poderes civiles. No se menciona, por otra parte, la importante temática ambientalista y su incidencia actual en el quehacer nacional.

Cuando se trata la problemática cultural del país, se desliza la peligrosa teoría de la indisolubilidad de las libertades, en cuya virtud se equipara el valor de las libertades políticas con las libertades económicas y las culturales, lo que en concreto, en una sociedad de clases, significa legitimar y remachar el predomino de los poderes fácticos en la sociedad civil.

Y lo que es más grave, es que no se aborda la política internacional, en un momento histórico en que el nuevo escenario mundial es elemental sobredeterminante de toda política. Pensemos en el tema de la integración. Esta omisión es como mucho.

4. De lo expuesto se desprende que el amplísimo respaldo al documento de proyecto no debe ser interpretado como consenso alrededor de su texto, sino más bien como una expresión de la voluntad unitaria del Partido, expresada alrededor de un conjunto de ideas generales e indiscutidas. En esto poco tienen que ver las llamadas “tendencias”, que no tienen hoy por hoy contenido ideológico, ya que han devenido en meros grupos de poder interno.

JAIMEREZ DE ARCE: El futuro con optimismo

1. En medio de los grandes cambios y de la caída de muchos de los paradigmas tradicionales de la izquierda, el documento tiene la gran virtud de identificar un conjunto de ideas y de valores que representan, por un lado, la continuidad de la voluntad transformadora del socialismo, y por otro, la necesaria actualización de sus análisis y de su ideario político. Además recupera un sentido optimista del futuro, enfrentando a la tendencia de mirar los cambios que han ocurrido en la humanidad como un permanente retroceso de las ideas progresistas, en que sólo se registran los procesos regresivos y no las oportunidades que se abren a la realización de los viejos ideales de libertad y justicia.

Se trata de la resolución de un Congreso que contó con el respaldo de casi la unanimidad de los delegados. No es un texto que deba someterse a un riguroso examen académico y muchas de sus ideas no constituyen “descubrimientos” políticos. Pero contribuye a darle sentido a la acción del Partido Socialista, cuestión muy importante cuando la política ha ido perdiendo sustancia y por momentos se traduce en meros juegos de poder.

2. El documento resuelve a lo menos tres cuestiones fundamentales.

En primer término, asume el origen plural del pensamiento político socialista, destacando el rescate del marxismo, del racionalismo laico, del liberalismo político y del cristianismo, lo que constituye un abandono de todo dogmatismo y de una cierta visión de la teoría como algo dado de una vez y para siempre y no como proceso en permanente evolución.

En segundo término, coloca especial énfasis en el tema del individuo y de las libertades personales, sin descuidar la preocupación por lo colectivo. Durante muchos años el tema de lo individual fue relegado de las utopías liberadoras del socialismo.

En tercer lugar, es importante la valoración del mercado en el proceso económico, en un enfoque crítico que reconoce sus virtudes y deficiencias.

Por último, es fundamental la identificación de la Concertación como una alianza estratégica. En 1989 este tema fue muy debatido y muchos sostuvieron que debía considerársela como una alianza táctica. Por lo mismo es muy bueno que seis años después se la asuma como un verdadero proyecto histórico.

3. No es fácil articular el diagnóstico de los cambios ocurridos con los grandes objetivos y valores que el documento define. Por ejemplo, hace décadas que el recurso escaso fue la tierra y en torno a ella se articuló la conflictividad social. Luego fue el capital el recurso escaso y en torno a él se desarrolló la contradicción que sobredeterminó la disputa social, la que por cierto no ha sido superada. Sin embargo, hoy lo que aparece como el factor que posee más centralidad es el conocimiento, el que tiene mayor valor. Esta conclusión, que de alguna manera está recogida en el documento, no se desarrolla hasta el punto de identificar los procesos de reforma educativa en marcha como la herramienta central del cambio social en la actual fase histórica. No se trata de apoyar mecánicamente tal o cual medida en el sector educación sino de darle la debida relevancia política desde el punto de vista de nuestra perspectiva de cambio. En la educación – y más específicamente en la creación de una educación de calidad distribuida equitativamente – está hoy la posibilidad concreta de realizar los objetivos socialistas de justicia social, de aumento sostenido de la productividad y de competitividad de la economía y de consolidación cultural de la democracia.

4. Desde un punto de vista racional no resulta fácil explicar la mantención de las actuales tendencias luego de un acuerdo tan importante sobre cuestiones fundamentales. Sin embargo, el tema tendencial es más complejo y se sostiene por otros factores, por ejemplo por la historia política en común de los protagonistas como por las debilidades institucionales que dificultan la información y la insuficiencia de espacios de reflexión para la participación de la gente.

Yo me daría por satisfecho si lo ocurrido en el Congreso contribuyera a que en la próxima etapa se facilite un debate más libre, sin el peso de las etiquetas de “izquierdistas”, “derechistas”, “renovados” u “ortodoxos”. Más allá de si se puedan o no diluir las tendencias, lo importante es que el Congreso ha contribuido a consolidar la unidad política del PS.

OSVALDO ANDRADE: Mística y vocación de poder

1. El reciente Congreso del PS aprobó en forma casi unánime el Proyecto Socialista, el que desde un punto de vista histórico logra hacer confluir las sinergias existentes en el mundo popular. En efecto, la experiencia de otros partidos de la izquierda y de las organizaciones populares de nuestro país está plagada de divisiones, atomizaciones y fracasos que los han debilitado en sus propósitos y empequeñecido respecto de su masa crítica.

En el PS la situación evolucionó de forma distinta. Hemos jugado el rol de fuerza centrípeta, aglutinadora de todas las corrientes internas existentes a principio de los noventa y de aquellas provenientes del mundo popular, cristiano, laico y racionalista. Significativos sectores originarios de la DC –el MAPU y la IC -, otros formados al calor de las ideas comunistas, fuerzas provenientes de la izquierda revolucionaria y democráticas progresistas nacidas de las ideas liberales y democráticas del más amplio cuño, hoy están en el PS.

En este sentido el Proyecto Socialista recoge esa diáspora de ideas y prácticas y las renueva, adecuándolas a las condiciones vigentes y a los desafíos de perfilar un partido de izquierda y de construir una alternativa de poder viable para el país.

2. a) El Congreso reiteró la necesidad de seguir avanzando en la profundización de la democracia en Chile, no sólo referida a culminar la transición institucional – terminando con los enclaves autoritarios -, sino también vinculada a la lucha contra la pobreza, por una mejor distribución del ingreso y por mantener el desarrollo económico y social con la equidad como su elemento ordenador.

b) El Congreso dio gran importancia al tema de las libertades individuales y sociales. Los temas de la cultura, de la libertad de pensamiento, de asociación y de expresión constituyen un fuerte ingrediente de la política en esta etapa. La libertad entendida como la capacidad de cada uno de disponer de espacios para decidir sus propias cuestiones, requiere de condiciones que sólo una política de gobierno enrielada a satisfacer las necesidades de grandes sectores postergados puede hacer posible. No hay libertad sin apuntar a la igualdad de oportunidades.

c) El Partido Socialista se define como un actor del cambio que procura superar el capitalismo y que reconoce en su seno la pluralidad de sus protagonistas. La tesis de Almeyda sobre el carácter pluralista del actor del cambio se expresa nítidamente en el Proyecto Socialista.

d) El PS asume sus fuentes de inspiración ideológica sin renegar de ninguna. Reconoce en el marxismo un sustento ideológico básico de la tradición socialista, tal como lo entendieron nuestros fundadores, asumiendo que no es el único.

3. Ningún evento puede discutir y finiquitar acabadamente todos los temas que se presentan en su agenda. En este sentido me parece importante profundizar la discusión para lograr un equilibrio adecuado entre mercado y Estado, ya que las aproximaciones son insuficientes y siempre están permeadas por la velocidad de los hechos, de los procesos económicos y de los cambios tecnológicos.

Otra debilidad tiene que ver con nuestra presencia en la Concertación y la asunción de tareas que van más allá de los propósitos del actual Gobierno.

Un tercer aspecto a profundizar es el rol de los actores sociales en democracia y las formas de articular la acción de un partido de Gobierno que se asume como representante de vastos sectores populares.

Una cuarta insuficiencia es la de la participación y descentralización, aspectos claves de la profundización democrática .La valorización de lo local como el espacio político privilegiado del accionar del Partido Socialista requiere definir un conjunto de contenidos aún pendientes.

4. El Congreso concitó un gran acuerdo partidario alrededor de las cuestiones de proyecto, líneas y orgánicas. Lo significativo es que las diversas manifestaciones internas, que son expresión de la diversidad ideológica de la composición partidaria, se unificaron en el curso del debate a través de un Proyecto que, sin ser acabado, es un buen referente para la gestión que la Dirección y el Partido deben realizar.

La amplitud de las concordancias expresadas en este Congreso y la legitimidad alcanzada cierran un primer ciclo en la institucionalización de la unidad. La segunda fase debe permitir al PS enfrentar con coherencia y firmeza el desafío por lograr el liderazgo de la coalición, donde la institución tenga un rol preponderante y las corrientes contribuyan con sus aportes.

Sobre la base de un propósito común, el Congreso ha restablecido la mística y la vocación de poder que han sido distintivas de los socialistas. En consecuencia, los realineamientos internos deben dar cuanta de esa realidad.