Sección: Política y modernidad: Cambios, instituciones y actores

¿El fin del siglo 21? Las paradojas post Torres Gemelas

Francisco Olea

AVANCES Nº 41
Septiembre 2001

Las grandes formas legendarias y míticas que obsesionan a los hombres han sido la mente, el conocimiento y sus usos sociales, paradojalmente han establecido un vínculo negativo – casi perverso – entre la urgencia y el pensamiento. Sin embargo es un tópico tan antiguo como el propio discurso filosófico griego. es la posición que establece Platón entre el filósofo, que dispone del tiempo, y las personas que están en la ágora, la plaza pública, las cuales son presas de la prisa.

Luego de las imágenes transmitidas por CNN el martes 11 de septiembre, el universo se muestra fusionable, la urgencia del entendimiento y la rapidez de las imágenes generaron bancos de hielo erráticos que proveen información, derivas horizontales de imágenes llenas de dudas. A pesar de lo anterior el propio Platón señalaba que los hombres somos títeres de la divinidad.

Welcome to reality

El tiempo es una producción social e histórica. La vinculación moderna del tiempo, establece una triada que relaciona: pasado, presente y futuro, aspectos centrales en la construcción reciente del tiempo. Sobre este escenario, las visiones y concepciones particulares de estos tramos de vida se estructuran a partir de una noción más general: LA HISTORIA.

La historia, como relato subjetivo estalló en un gran descubrimiento “LA CONSTELCIÓN DEL ALFABETO” (700 años antes de Cristo), 2.700 años después otra gran estrella acaba de estallar “LA CONSTELACIÓN DE LA VIRTUALIDAD Y LA IMAGEN”, una red interactiva, que por primera vez en la historia integra las modalidades escrita-oral-audiovisual en las comunicaciones humanas.

En este trazo de humanidad, la multimedia captura en sus dominios la mayor parte de las expresiones culturales en todo su repertorio. Esa mirada permite entender que la sociedad se ha convertido en producción y consumo de símbolos, es decir, no hay separación entre la realidad y la representación simbólica de los hechos. Es así como la humanidad y las sociedades han existido y actuado a través de un entorno simbólico. Este nuevo sistema transforma el espacio y el tiempo. Las apariencias y el escenario de imágenes permiten no sólo comunicar la experiencia, sino que hacer de ella una experiencia.

El espacio de los flujos y el tiempo atemporal son los cimientos materiales de esta nueva cultura. La estratificación social nos habla de una nueva extensión diferencial: usuarios, espectadores, lectoral, oyentes, todo con un modelo cognitivo común: la sociedad interactiva.

Entonces Nueva York, es el icono.

Huellas y símbolos de Nueva York

Durante más de un siglo la ciudad de Nueva York ha sido centro de gravedad de las comunicaciones. La ciudad y sus estructuras más impresionantes fueron pensadas y formateadas como expresiones simbólicas de la modernidad: Central Park, el puente de Brooklyn, la Estatua de la Libertad, Coney Island, Manhattan, el Rockefeller Center, el Puerto de Wall Street, Brodway, Greenwich, Village, Harlem, Time Square, Madison Avenue, Empire State, World Trade Center – entre otros- han construido y adquirido fuerza simbólica.

Esta ciudad multi-étnica se fue supermultiplicando con rostros y biografías de cientos de italianos, árabes, hebreos, chinos, africanos, chicanos, griegos, irlandeses, híbridos latinos, judíos del Bronx, negros del Harlem. Estos neoyorkinos, se identificaron con el progreso y la renovación urbana, la eterna transformación del entorno y él sí mismo.

Sus simbolismos y símbolos se han debatido entre el sol y la luz, desde Allen Ginnsberg, Woody Allen, Frank Sinatra a John Coltrane, Martin Scorsese, Brian de Palma a Spike Lee, de Bob Dylan, Henry Millar, Marilyn Monroe, Robert de Niro a Lou Red se fueron superando unos a otros. Por otra parte, se crean negocios a escala planetaria, aumentaron el consumo, ampliaron el significado de lo público, se articularon nuevas tecnologías, en síntesis: la ciudad de Nueva York se fue construyendo en una gran pantalla, una suerte de híper cine-hotys, una superproducción con resonancias y ecos espaciales para una gran presentación y público global.

Las seis paradojas

Una suerte de ensayo íntimo nos permite transitar en seis contradicciones y tensiones, una suerte de realidad paradojal que incluye y excluye a la vez, que vincula lo soft y hard de los nuevos y viejos intersticios humanos.

Primero, el tránsito de una sociedad del alfabeto y el papel a la sociedad de la imagen, del lenguaje escrito al lenguaje digital, de Gutenberg a Mc Luhan, del mundo de la imprenta a la galaxia internet.

Segundo; nos desplazamos de una sociedad euclidiana (que mide, cuantifica, proyecta) de una realidad geométrica que trabaja con los promedios, a una sociedad de la subjetividad extrema, íntima, dispersa, casi difusa.

Tercero, a pesar que profesamos una sociedad de la seguridad, de las instituciones totales, vivimos y morimos en una sociedad del riesgo, desintegrada y que se construye y reconstruye permanentemente entre el miedo y la desconfianza social (del flujo de la modernización al flujo de la des-modernización).

Cuarto, pensamos en un modelo sociocultural caracterizado por los macro conflictos e hipertexto político, sin embargo la cotidianidad nos perfila en una plataforma distinta, de micro relatos, de la disputa de segmentos, de nuevas jerarquías, de identidades primarias y sub-universos religiosos, fundamentalistas y étnicos.

Quinto, transitamos de los ciclos largos en la historia, a la espera de longitudes extensas y planas de tiempo, a ciclos cada vez más cortos, efímeros, profundos – casi sin fondo – algo así como un efecto zapping en la historia.

Finalmente, si la imagen del fin del siglo XX la contextualizamos con la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría (1989) quizás lo que acabamos de interpretar simbólicamente con la caída de las Twin Towers es el término del ciclo más corto de la humanidad: EL FIN DEL SIGLO XXI.