Sección: Internacional: Reordenamientos y transiciones globales

La crisis actual boliviana: algunos antecedentes

José Díaz Gallardo

AVANCES Nº 46
Junio 2004

Introducción

La Presidencia de Carlos Mesa está signada por su origen: el alejamiento forzado del Presidente titular (Gonzalo Sánchez de Lozada), expulsado por una rebelión popular. El futuro del gas, su industrialización y la distribución de sus excedentes, fue tema central de las últimas movilizaciones. Pero también se trató de la participación ciudadana en las decisiones nacionales a través de un Referéndum y la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

La revuelta cívica de octubre se produjo al cumplirse 21 años de proceso democrático ininterrumpido; marco político en el cual se implementaron profundas reformas económicas que han desmantelado el capitalismo de Estado impulsado por la revolución de 1952.

Lo anterior se produjo en un contexto de desgaste y desprestigio de los partidos “tradicionales”, y de la emergencia de un movimiento social protagónico (en El Alto y La Paz); y de partidos políticos “emergentes” críticos al neoliberalismo y/o revolucionarios: como el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales y el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) liderado por Felipe Quispe (alias Malku).

Desde el año 2000 se vienen produciendo movilizaciones sociales que han resultado cada vez más desestabilizadoras. La denominada “guerra del agua” del año 2000 (en Cochabamba) y el «febrero negro» y la «guerra del gas» de octubre de 2003 (en El Alto y La Paz) dan cuenta de este clima. El malestar por el deterioro de la situación social y económica, y las expectativas ciudadanas generadas por el destino del gas, dominan los pliegos de las demandas de los manifestantes.

Lo étnico está presente con fuerza en las movilizaciones de la ciudad de El Alto. Allí el aymará urbano es protagonista de las movilizaciones. Pero las diferencias regionales también reflotan. Para los empresarios de Santa Cruz el tema del incremento de los impuestos no es visto de la misma manera que por sus colegas de La Paz. El Comité Cívico de Tarija no tiene la misma apreciación sobre el tema del gas que las organizaciones de Cochabamba.

¿Pero qué es lo más significativo que está ocurriendo con nuestro vecino del norte? ¿Está pasando algo nuevo o sólo es otro momento de su “permanente” crisis? ¿Existen algunas posibilidades de mejoramiento de la situación en el futuro cercano?

Dos décadas de democracia y estancamiento económico

Existe consenso que actualmente Bolivia vive una profunda crisis económico institucional. Como señala el Informe del PNUD de 2004, el país atraviesa «por una crisis del ciclo histórico asociado a las reformas estructurales y a la llamada “democracia pactada”, ambos pilares resquebrajados irremediablemente. (1)

Bolivia fue uno de los primeros países de América Latina en iniciar la actual fase democratizadora. En 1982, Hernán Siles Zuazo fue elegido Presidente por la Unión Democrática Popular (UDP), coalización de centro izquierda formada por el MIR; el MNR de Izquierda y el Partido Comunista de Bolivia. Concluía así un período de turbulencias que había durado 4 años, y en el que se sucedieron 8 presidentes y una Junta Militar. La crisis política se había iniciado con el derrocamiento del general Hugo Banzer Suárez (en julio de 1978).

El proceso boliviano constituye un período de real democratización de la vida política del país; como se ha señalado en un difundido libro de historia, en este período “se vivió en Bolivia una democracia genuina como no se había experimentado antes” (2). En esta etapa se produjo por primera vez la transmisión de mando democrática y pacífica de gobierno y oposición.

En este período, y a pesar de las difíciles condiciones económicas, se suceden los gobiernos elegidos por el voto popular y ratificados por el Congreso, de acuerdo a mayorías parlamentarias. El Cuadro N˚ 1 enumera los Presidente de la República del período, y sus respectivos apoyos políticos.

Cuadro N˚ 1
Presidentes bolivianos desde la vuelta a la democracia

Nombre Partido o Coalición Período
Hernán Siles Zuazo UDPMNRI 1982-1985
Víctor Paz Estenssoro MNR 1985-1989
Jaime Paz Zamora MIR- ADN 1989-1993
Gonzalo Sánchez de Lozada MNR 1993-1997
Hugo Banzer Suárez ADN 1997-2001
Jorge F Quiroga Ramírez ADN 2001-2001
Gonzalo Sánchez de Lozada MNR 2002-2003

El fracaso del gobierno de la UDP, trajo un cambio en la orientación de la política económica de acuerdo a los vientos de los años ochenta (el neoliberalismo de la Tatcher y Reagan), hundiendo el proyecto iniciado con la revolución de 1952 (3) Entonces se produce un vuelco hacia el fin de la economía estatizada, una reducción del aparato del Estado y el desarrollo de un ente fiscal regulador más que productor.

En los ochenta hubo un descalabro económico más grave de la historia de Bolivia. Las exportaciones cayeron en un 40% y su recuperación se logró sólo a mediados de los noventa. La estructura exportadora cambió; la caída de los precios de los minerales se dio en forma simultánea al ascenso agroindustrial de Santa Cruz.

En el período, otro acontecimiento significativo fue que la política exterior boliviana se «narcotiza», es decir, el tema del narcotráfico determina los vínculos con los EE.UU., cuyas presiones e injerencias pueden considerarse sin precedentes (4)

Por otro lado, los años de reforma económica (iniciadas en 1985) fueron magros en resultados en cuanto a crecimiento, persistiendo la magnitud de la pobreza y la inequidad. En estos veinte años la tasa de crecimiento del PIB per cápita en dólares pasó de 2% en el período 1990-1998 a -1.5% en el lapso 1999-2001. Por su parte, el Coeficiente Gini (usado para medir la distribución del ingreso) subió de 0.579 en 1999 a 0.606 en 2002. Las reformas estructurales impulsadas en las últimas dos décadas, que insertaron a Bolivia en la globalización, tuvieron estos resultados; sólo en educación y salud Bolivia tuvo un mejoramiento.

La rebelión popular de octubre de 2003

El principal antecedente de las movilizaciones de febrero y octubre de 2003, es la denominada “Guerra del Agua” de abril del año 2000. El conflicto se desarrolló en la ciudad de Cochabamba, y concluyó con la salida de la transnacional del agua (Aguas del Tunari) y anuló la privatización del vital elemento.

Las demandas planteadas en estos conflictos se han reiterado en el tiempo; se han mantenido en las rondas de negociación y en las mesas de diálogo en este período de cuatro años, y en los sucesivos conflictos y movilizaciones como las de Warisata, Sorata e Ilabaya.

Por su parte, la rebelión popular de octubre de 2003 articuló a la mayoría de la sociedad boliviana detrás del planteamiento de que era necesario una nueva Ley de Hidrocarburos que contemplara aspectos como la recuperación de los derechos de propiedad a favor del Estado boliviano, la industrialización del gas natural, la reposición de YPFB, la priorización de mercados, los precios y los usos que se deberían dar a los probables recursos financieros provenientes de diferentes proyectos.

Las movilizaciones de octubre de 2003 tuvieron como escenario El Alto y La Paz; la primera como motor del conflicto y la segunda como el escenario donde se dirimió la correlación de fuerzas del campo político.

En las movilizaciones de octubre, El Alto tiene un rol protagónico en los enfrentamientos con las fuerzas militares. La ciudad de El Alto es uno de los centros urbanos más poblados del país. Representa el 28% del total del departamento de La Paz. Para el año 2001, el 81% de esta población se auto identificaba como indígena, básicamente aymará. La movilización hacia la ciudad de La Paz de los habitantes de El Alto obtiene la renuncia de Sánchez de Lozada. Levantamiento que tiene como otro de sus objetivos, oponerse a la venta del gas por Chile (5)

En El Alto, el MAS y el MIP son fuertes, pero los partidos tradicionales siguen teniendo una presencia importante. Las organizaciones sindicales y cívicas de la ciudad, como la Central Obrera Regional (COR), tienen sus propios líderes y un margen de autonomía respecto a los movimientos de Morales y Quispe.

El protagonismo étnico en esta ocasión corrió por parte de sus componentes urbanos. El elemento aymará fue distintivo en las movilizaciones de la ciudad de El Alto. Por otro lado, Santa Cruz no quedó al margen de la agitación que derrocó a “Goñi”; fue escenario de acciones del “Movimiento de los Sin Tierra” (MTS).

El Presidente Carlos Mesa, el MAS y la “agenda de octubre”

Carlos Mesa es un Presidente independiente, con un parlamento especialmente díscolo, ya que no cuenta con apoyos irrestrictos de ningún partido. La principal fortaleza que ostenta el gobierno de Mesa es la independencia frente a los partidos políticos, lo que le ha granjeado la simpatía popular, que oscila en los seis primeros meses entre 80 y 70% de respaldo popular. Esta fortaleza se transforma en debilidad a la hora de los necesarios apoyos legislativos para sus proyectos de ley.

Las figuras de su gabinete corresponden a personas destacadas en sus campos profesionales; algunos han tenido con anterioridad actuaciones políticas menores, y corresponden a personeros de todo el espectro político, pero en particular de hombres de centro-izquierda. Lo anterior le confiere un cierto perfil «tradicional» al gobierno de Mesa, es decir, de dirigentes políticos de la elite boliviana, blancos de La Paz; con escasa o nula presencia indígena, desvinculado de las nuevas organizaciones gremiales o cívicas.

La agenda política del gobierno de Carlos mesa, conocida como “agenda de octubre”, ha priorizado las demandas nacionales emanadas de las movilizaciones de ese mes:

a) La recuperación del gas en beneficio de los bolivianos;
b) El referéndum vinculante como mecanismo de consulta ciudadana y,
c) La convocatoria a la Asamblea Constituyente.

Entre los parido el apoyo a Mesa está dividido. Incluso entre los más proclives (como el MIR) existen diferencias y matices. Se ha ido constituyendo una “bancada transversal” que apoya al gobierno, pero su permanencia dependerá del buen manejo del Presidente Mesa. En estos siete meses el MAS no ha tenido una sola postura frente al gobierno de Mesa. El NFR se ha convertido en el principal partido opositor, incluso algunos lo sindican como el más partidario de sustituir a Mesa. Por su parte, el MNR oscila entre el rechazo y el apoyo a las medidas gubernamentales. El MIR parece ser el único partido que da un apoyo decidido al Presidente: de acuerdo a un perfil descrito como oportunista.

Los organismos sindicales, como la Central Obrera Boliviana (COB) y la Central Obrera Regional (COR) de la ciudad de El Alto, junto a un conjunto de gremios de trabajadores, profesores y de estudiantes, han reiniciado las movilizaciones desde inicios de abril. Aunque algunos actos de presión han prosperado, un elemento nuevo ha sido el rechazo, al menos en La Paz, de parte de la ciudadanía a los cortes de calles y caminos.

Los empresarios tampoco están muy satisfechos con las medidas anunciadas por el gobierno, y aun cuando algunos sectores empresariales apoyan la aplicación de determinados impuestos (en especial en La Paz), lamentan la ausencia de medidas reactivadoras que permitan fortalecer la capacidad productiva del país.

En el ámbito regional, la denominada “media luna”, integrada por Santa Cruz, Beni, Tarija, Chuquisaca y Pando, vienen impulsando mayores autonomías regionales, sin por ello buscar el divisionismo. Santa Cruz de la Sierra y Tarija son los departamentos más activos en este sentido. El Comité Cívico de Tarija se ha mostrado partidario de la exportación del gas incluso por Chile. También ha coincidido con el departamento de Santa Cruz en la conveniencia de exportar azúcar a Chile y productos cárneos a otros países vecinos.

Carlos D. Mesa Gisbert (1953), antes de formar parte, como Vicepresidente, de la fórmula de Sánchez de Lozada (en junio de 2002), era un intelectual destacado y bastante moderno. Mesa es hijo de dos arquitectos e historiadores bolivianos (José de Mesa y Teresa Gisbert). Por su parte, él tiene estudios de literatura, pero se ha desempeñado especialmente en el ámbito del periodismo televisivo. Ha sido conductor de noticieros, director de canales (1986-1990) y ejecutivo de televisión. También fue fundador de la Cinemateca Boliviana. Como sus padres, Mesa es un profundo conocedor de la historia de su país, publicando varios textos al respecto (6), y colaborando con una difundida Historia de su país publicada inicialmente sólo por sus padres (7). Por lo tanto, se trata de un intelectual especialmente conocedor de los medios de comunicación (en particular de la TV), muy sensible a lo medial.

Evo Morales y el MAS. El MAS, junto con el MIP, son considerados como “partidos emergentes”, opuestos a los “tradicionales”, representados por el MNR, el MIR, la ADN, a los que se incluye la Nueva Fuerza Republicana (NFR).

Estos partidos «emergentes» nacieron a partir de congresos sindicales de los movimientos sociales: cocaleros del Chepare y los Yungas, e indígenas del Altiplano. Su objetivo es conseguir proyección política y una presencia parlamentaria. Las dos figuras características de este proceso son Evo Morales y Felipe Quispe (el MIP, fue fundado en noviembre de 2000). Como recordaremos, el líder del MAS quedó a dos puntos de Sánchez de Lozada en las elecciones presidenciales de 2002.

En marzo pasado el MAS cumplió 9 años, como parte de un movimiento internacional, antinorteamericano. Actualmente coordina doce organizaciones sociales en el mundo y tiene estrechas relaciones con cuatro gobiernos de la región: Cuba, Venezuela, Brasil y Argentina. Forma parte de un movimiento latinoamericano denominado Congreso Bolivariano, que busca unificar los países de la región. Los oponentes del MAS sospechan de su financiamiento (en especial por la visita de Morales a Muammar Kaddafi en septiembre de 2003). Más importante es la representación que Morales tiene de los productores de hoja de coca del Chepare, aspecto que subraya la embajada norteamericana en La Paz.

El MAS se siente a un paso de poder, en el marco del juego democrático. Proyecta copar el poder local en las elecciones municipales de fin de año, aspira a conquistar 200 de las 314 alcaldías del país, y en 2007 intentará llegar a la Presidencia con Evo Morales a la cabeza.

Evo Morales ha concentrado una gran cantidad de poder en su persona: a principios de 2004 era Secretario Ejecutivo de las seis federaciones del trópico, Presidente del MAS; jefe de bancada parlamentaria y jefe del Estado mayor del Pueblo.

A continuación el Cuadro N˚ 2 grafica el explosivo aumento de poder electoral del MAS:

Cuadro N˚ 2
Resultados Electorales del Movimiento al Socialismo (MAS)

Año Elección Resultados
1998 Parlamentaria 4 diputados
1999 Municipales 3.26% (65.425 votos)
2002 Parlamentaria 8 senadores y 27 diputados
2002 Presidenciales 20.94% (581.884 votos)

Las Fuerzas Armadas: En la primera semana de mayo el Alto Mando militar presionó al ejecutivo para conseguir la aprobación de un Proyecto de Ley interpretativo de la Constitución, con la finalidad de impedir que cuatro oficiales del Ejército fueran sometidos a la justicia civil. Lo anterior estaba avalado por una sentencia, inapelable, del tribunal Constitucional. La actitud de las FF.AA. puso en cuestión su subordinación al poder legítimo.

Las maniobras que realizó el gobierno para dar en el gusto a los militares, nos informa del escaso poder que sostiene a Mesa. Situación que se volvió a manifestar en la aprobación por el Senado, del convenio de inmunidad para los ciudadanos norteamericanos ante la Corte Penal Internacional (CPI).

Sin embargo, las actuaciones comentadas dicen relación más bien a defensas corporativas, más que a devaneos golpistas; debe reconocerse que las FF.AA. bolivianas contribuyeron a la estabilidad política en los años 80 y 90. el rol estabilizador jugado en el pasado por las FF.AA., parece difícil de cambiar. Para interrumpirse debería incrementarse el deterioro social; conquistar un respaldo significativo en la civilidad y un grado importante de tolerancia internacional.

Perspectivas a corto plazo y escenarios posibles

En el corto plazo, el Presidente Mesa cuenta con poco margen de maniobra y escasas alternativas. Su escasa influencia en el Congreso y lo reducido de los recursos económicos para resolver las demandas indican que se podrá sostener si logra construir una alianza con los partidos principales; incluyendo el MAS.

La alternativa existe, debido a que Mesa cuenta con uno de los índices de popularidad más altos de la región; y el partido de Morales apuesta a llegar al poder por la vía electoral. Para ese partido, también sería su triunfo la concreción de las elecciones municipales en diciembre de este año y las presidenciales en agosto de 2007.

Todo indica que los recursos naturales seguirán siendo el principal rubro para la generación de riqueza de Bolivia. Los expertos señalan que en el corto y mediano plazo se requiere combinar un ajuste fiscal con crecimiento económico; fortaleciendo los vínculos entre los factores presupuesto-inversión pública-crecimiento y las recaudaciones tributarias.

Con respecto a los desafíos económicos, el tema del gas natural no es secundario. La importancia estratégica es doble: por una parte parece ser quizás el único ámbito de exportación capaz de generar los excedentes necesarios para el desarrollo económico boliviano, y por otra, de un rubro de punta que concentra hoy a las principales transnacionales en hidrocarburos a nivel mundial (8) La relación que se construya entre el Estado, las transnacionales y la sociedad boliviana, será fundamental para que la explotación del gas se constituya en una herramienta fecunda de crecimiento económico y desarrollo social.

El PNUD en sus análisis establece cuatro escenarios posibles para la evolución futura de Bolivia: desde lo más positivo a lo más negativo son:

a) Reforma Ampliada, con Desarrollo y Democracia,
b) Estabilidad con Reforma Parcial,
c) Inercia con Renovación Parcial,
d) Fragmentación y Conflicto.

El ejercicio que realizó el PNUD, subraya la necesidad que el conjunto de la sociedad boliviana construya profundos consensos; que incluyan la diversidad y heterogeneidad nacional; que haga posible los acuerdos, moderando los mecanismos de presión. Que privilegie los mecanismos de la política, ante la alternativa siempre presente de la fuerza de las armas.

Palabras Finales

En Bolivia se vive el fin de un ciclo histórico. ¿Presenciaremos el inicio de otro ciclo de estabilidad de nuevo tipo? O ¿UN período de turbulencias e inestabilidad?

Es una cuestión compartida que Bolivia, pese a los inmensos sacrificios históricos realizados, tiene el tema de la construcción nacional como un tema complicado e inconcluso. Existe un dominio incompleto del territorio, falta la construcción de un imaginario nacional que incluya la diversidad cultural interna y una institucionalidad política socialmente legítima; metas pendientes desde la Independencia en 1825.

En sus análisis el PNUD ha destacado que existe una suerte de «sed» de nación, una aspiración a la unidad. Bolivia aún carece de cohesión e inclusión social; aunque se piensa e imagina en consenso. Existiría una crisis del nosotros, debido a que cada uno de los componentes de esta sociedad especialmente multicultural, se vuelven auto referentes; primando la desconfianza hacia los otros; así se produce una ausencia de cohesión nacional.

Lo dramático de la situación del país altiplánico, es que un lapso de tiempo muy prolongado de inestabilidad e incertidumbre puede llevar a un retroceso; a una involución autoritaria de cualquier signo, con la participación activa o pasiva de las FF.AA.

Por otro lado, es esperanzador que los dos liderazgos que copan la escena política actual, el Presidente Carlos Mesa y el diputado del MAS Evo Morales, se identifican con el sistema democrático y las prácticas ciudadanas participativas. De alguna manera, ambos son conscientes que una involución autoritaria los afectará personalmente.

Para el MAS, participar en las elecciones municipales de diciembre de este año es una necesidad política; para Evo Morales concurrir a la elección presidencial de 2007 es la oportunidad de convertirse en primer mandatario de la nación a través del voto popular.

Los movimientos sociales son activos; se definen en contra de un modelo económico que consideran excluyente y concentrador; aunque no plantean propuestas positivas concretas. Un incremento de la conflictividad social podría ser especialmente traumático para una nación tan fragmentada, no sólo socialmente (característica compartida por la mayoría de los países de la región), sino en términos étnicos y regionales.

En este sentido, las propuestas mesiánicas, excesivamente ideológicas (como una vuelta a la estatización de la industria de hidrocarburos) no contribuyen a generar un clima de debate de alternativas razonables; en particular en un mundo dominado por las soluciones de mercado y más centradas en el comercio exterior que en una nueva industrialización.

En la madurez y visión de los dirigentes e instituciones bolivianas está la posibilidad para que este momento de crisis sea una oportunidad para una respuesta positiva a su déficit social y económico, así como a su multiculturalismo, profundizando simultáneamente su sistema de participación ciudadana.

  • Las opiniones vertidas en este artículo no comprometen a la institución en que el autor se desempeña.

Notas

1) PNUD: Informe de Desarrollo Humano 2004. Interculturalismo y Globalización. La Bolivia posible. La Paz. 2004, p.7.
2) José de Mesa, Teresa Gisbert y Carlos D. Mesa Gisbert: Historia de Bolivia. La Paz. 2001 (cuarta edición).Editorial Gisbert y Cía.
3) La Revolución Boliviana de 1952, puede ser descrita como uno de los tres procesos de cambio radical que han marcado a la historia de América Latina, junto con la Revolución Mexicana de 1910 y la Revolución Cubana de 1959; ver, Tulio Halperin Donghi: Historia de América Latina, varias ediciones; José del Pozo: Historia de América Latina y del Caribe. Santiago, LOM ediciones. 2002.
4) José de Mesa, Teresa Gisbert y Carlos D. Mesa G. Op. cit., p.737.
5) Pablo Mamani Ramírez: El rugir de la multitud: Levantamiento de la ciudad aymará de El Alto y caída del gobierno de Sánchez de Lozada, en OSAl, Observatorio Social de América Latina, año IV, N˚ 12, septiembre-diciembre del 2003. CLACSO, Buenos Aires, 2004.
Juan M. Arbona: Ver y hacer política en la ciudad de El Alto. Capacidad política y actividades económicas. Cuadernos de Trabajo del PNUD. La Paz.
6) Uno de los más conocidos es Presidentes de Bolivia: entre urnas y fusiles (1983).
7) José de Mesa, Teresa Gisbert y Carlos D. Mesa Gisbert: op. cit., los «Libros VII y VIII» correspondientes a la historia del siglo XX, son responsabilidad del actual primer mandatario boliviano.
8) Informe del PNUD, op. cit. p.6.