Sección: Pensamiento político: Debates contemporáneos
Notas sobre elites e ideologías en el Chile contemporáneo (Apuntes para una Conversación)*
José Joaquín Brunner
1. Llamaré elites a aquellos grupos dirigentes de la sociedad que combinan los siguientes tres rasgos:
- sus miembros controlan individual o asociadamente recursos de poder significativos;
- tienen incidencia en la formación de la opinión publica y expresan su poder también en ese ámbito;
- son parte, por esos conceptos, de la clase política del país en sentido lato.
2. Son elites, bajo esta óptica, los altos ejecutivos del Gobierno y el anillo superior de la tecno-burocracia del Estado, los parlamentarios, las dirigencias de los partidos políticos, un segmento del empresariado del país, segmentos de los profesionales influyentes, niveles superiores de las FFAA, dueños y personal superior de los medios de comunicación, académicos con expresión pública, intelectuales, ideólogos, los niveles jerárquicos superiores de la Iglesia católica y de otras instituciones de irradiación moral-cultural, ciertos grupos o corrientes del arte con impacto público, etc.
3. Creo que es válida la hipótesis de que las elites influyen fuertemente en las orientaciones de la sociedad y, por ende, que sus instancias de formación y la distribución de medios de influencia entre ellas son factores esenciales del futuro desarrollo del país.
UNA ILUSTRACIÓN: LOS AÑOS 60
4. Para ilustrar lo anterior con un ejemplo: en los años sesenta, las instancias formativas de las elites y la distribución de medios de influencia entre ellas estaban caracterizados por un grado relativamente alto de diversidad, dentro de un marco ideológico-cultural nacional e internacional polarizado.
5. En efecto, la matriz ideológico-cultural de la época puede representarse de la siguiente forma.
Había un eje ideológico internacional (y nacional) de confrontación polar entre capitalismo y socialismo (que representaremos en la vertical) y un eje cultural de contraste (en la horizontal) entre los valores conservadores y los valores del cambio.
6. Puede estimarse que en esa época el diagrama ideológico cultural chileno estaba «cargado», en general, hacia la izquierda – el polo del cambio- y llegó a tener, incluso, una inclinación hacia «abajo» (cuando la DC proclama la vía no capitalista de desarrollo y, por ejemplo, CEPLAN de entonces «coquetea» con el modelo de desarrollo yugoslavo). La manifestación electoral más clara de este predominio es la votación sumada de Allende y Cómic versus la de Alessandri.
7. ¿Qué había por detrás de esa alineación de fuerzas ideológico-culturales? En el plano global de las ideas, un predominio de las corrientes del cambio a nivel internacional, empujadas por el prestigio del socialismo en el tercer mundo y las opciones revolucionarias; el aggiornamiento de la Iglesia Católica y la irradiación del Concilio Vaticano II; la emergencia del «poder juvenil» como movimiento de época; la difusión en los círculos académico-intelectuales de pensamientos críticos tales como el marxismo, el estructuralismo, el psicoanálisis, el existencialismo, las nuevas corrientes de la teología, etc.
8. Todo eso tenía su efecto en Chile. A nivel de instancias formativas, lo más decisivo en esos años son los procesos de reforma en las universidades (que impactan también en la naciente TV); el cambio drástico en las universidades católicas; el progresismo pedagógico en diversas escuelas; la irradiación de centros de estudio social como el CEREN, el CESO, CEPLAN, PIIE, CIDE, DESAL, IHC, etc. en los ambientes artísticos soplaban los vientos de la canción de protesta, del escritor comprometido, del intelectual revolucionario como modelo. El PC era concebido no sólo como expresión del movimiento obrero sino, además, como un «partido cultural».
9. La disputa ideológica se traslada al cuadrante inferior izquierdo de nuestro diagrama: entre reformistas y revolucionarios; entre comunitaristas y socialistas/comunistas. Los medios de influencia ideológica del polo capitalista/conservador se hallan a la defensiva. (Símbolo de esto es aquel letrero que decía: «El Mercurio miente»). La deslegitimación intelectual, moral y cultural del capitalismo alcanza su grado más intenso: se chileniza y luego nacionaliza el cobre, se impulsa una reforma agraria con el apoyo de la Iglesia Católica, se reclama un Estado fuerte y benefactor, se apoya la formación de organizaciones populares, etc., etc. Los medios ideológico-intelectuales de derecha, al estar puestos en posición defensiva, deben constantemente «reaccionar»: en tal sentido son forzados a ser «reaccionarios» (son anti-comunistas, anti-reformas, anti-jóvenes, etc.; finalmente, son anti-corriente general de la historia de la época).
10. Las elites, sus instituciones formativas (la mayoría) y sus medios de influencia (la mayoría) parecieron, por un momento, verse envueltos en esa marea «ascendente» del progresismo. La verdad era, por cierto, más matizada: el polo conservador-capitalista retenía poderosos medios de influencia (El Mercurio, Canal 13, los partidos de derecha, su incidencia en las FFAA, las corporaciones empresariales), pero en el campo de la opinión pública aparecían «arrinconados», por lo menos hasta que se desata la lucha post 70 y empiezan los reordenamientos posteriores.
LOS NUEVOS ESCENARIOS
11. Las condiciones actuales son totalmente distintas. En efecto, la matriz ideológico-cultural del presente puede representarse de la siguiente forma. Hay un eje ideológico internacional (y nacional) de disputa moderada entre diversas versiones del capitalismo -individualista, social, asiático-emergente, etc.- que representamos en la vertical) y un eje cultural de contraste (en la horizontal) entre los valores conservadores y los valores liberales, que en sus extremos pueden representarse por la polaridad integrismo/fundamentalismo y ultra-liberalismo o pluralismo radical de las diferencias.
12. Puede estimarse que en la actualidad el diagrama ideológico cultural a nivel mundial está organizado básicamente en torno al eje vertical, que ya no es polar sino de graduaciones y matices. La expresión más clara de esto es que los «socialistas» son ahora (véase PSOE, ex PS italiano, PL británico, Social Democracia alemana) del «sistema». En cambio, los anti-capitalistas han sido relegados fuera del diagrama central de la época. Obligados a ser, abiertamente o no, anti-sistema: como algunas expresiones del ecologismo, restos del comunismo, algunas expresiones del feminismo, las posiciones anarco-nihilistas, o de escepticismo marginal, o de vanguardias del arte, etc. incluso los países adscritos aún al comunismo son marginales a nivel del sistema internacional: Corea del Norte, Cuba.
13. Las diferencias dentro del consenso predominante son, básicamente, de dos tipos:
a) diferencias en torno a las estrategias del desarrollo capitalista (como cuando se dice «crecimiento + equidad», o «capitalismo con política industrial-tecnológica guiada por el Estado», o «modelo thatcheriano/reaganista», etc., y, más importantes,
b) diferencias, en el eje horizontal del diagrama, entre visiones/percepciones ético-culturales, a lo largo del cual se contraponen (polarmente) las visiones/percepciones integristas fundamentales vs. Las pluralistas radicales o, más moderadamente, las visiones conservadoras vs. Liberales
14. LAS DIFERENCIAS DE TIPO (A) se expresan en ciertas ideologías del desarrollo que, básicamente, son de dos familias:
i) las ideologías consonantes (o sea aquellas que corresponden a la evolución «natural» del capitalismo) y
ii) las ideologías disonantes (o sea aquellas que tienen una relación más tensa y contradictoria con el desarrollo «natural» del capitalismo).
15. Las ideologías consonantes del desarrollo capitalista son las del tipo neoliberal (que enfatizan el mercado como agencia de coordinación del desarrollo), del tipo neo-social (que enfatizan el papel central de los actores corporativos y sus pactos para el desarrollo), y de tipo neo-estatistas (de intervención selectiva, estilo asiático, en el desarrollo de una segunda, tercera fases del capitalismo industrial-exportador). En la práctica estas formulaciones suelen mezclarse. Las ideologías puras de cada tipo podrían ser: el thatcherismo en el caso neoliberal; los postulados de democracia consociativa en el caso de las ideologías neo-sociales y las propuestas de estilo Singapur en el caso neo-estatista.
16. Las ideologías disonantes del desarrollo capitalista son varias, en general poco elaboradas y tienden a ser reactivas. Son, por lo general, «ideologías del capitalismo con objeción de conciencia». Una clase de ellas son las «ideologías anti-excesos del mercado»: se acepta el rol de mercado como asignador de recursos pero se repudia su injerencia avasalladora en otros planos. Subclases de aquellas son: las ideologías anti-consumistas, las antiindividualistas, las anti-mercantilismo, las anti-modernistas, las anti-privatistas, etc. Otra clase son las «ideologías del capitalismo por obligación»: no habiendo alternativa posible, se acepta a regañadientes el orden capitalista por ahora y hasta que las condiciones no hagan posible otras opciones. Una tercera clase son las «ideologías del capitalismo no resuelve los problemas más acuciantes de la humanidad»: se da por sentado su existencia (fáctica) pero no repudian sus efectos más perversos reflejados en la pobreza masiva, la concentración de la riqueza en el norte, la devastación de la naturaleza, etc. (ideología típica de muchos documentos de organismos internacionales de las NU).
17. LAS DIFERENCIAS DE TIPO (B) son cada vez más decisivas en la actualidad y se expresan básicamente en la cultura y en el seno de las elites. Separan a éstas no tanto en términos de las estrategias de desarrollo del capitalismo sino en función de valores, percepciones, ideales sensibles, etc. los temas de discusión, en este caso, son asuntos tales como: la familia, el divorcio, el aborto, la libertad del arte, los límites de la televisión, las creencias religiosas, la moral pública y privada, etc.
18. A nivel mundial, la hegemonía de época se manifiesta por una combinación entre ideologías consonantes del desarrollo capitalista e ideologías (en pugna) de orientación cultural: la vertiente conservadora expresada básicamente por la afirmación de las esencias valóricas (al estilo Cardenal Ratzinger) y la vertiente liberal expresada básicamente por la afirmación de las opciones individuales dentro del pluralismo (al estilo «american way of life»).
EXPRESIONES A NIVEL LOCAL
19. En Chile, la matriz ideológico-cultural de los nuevos escenarios podría representarse de la manera indicada en el gráfico:
20. Hipótesis: las ideologías de elite más influyentes en el actual panorama chileno son, en general, las ideologías consonantes, y el cuadrante hegemónico es el (A), aquel por lo tanto de un «neoliberalismo neo-conservador». Este cuadrante representa la mezcla entre «mercado a la Chicago» y un catolicismo de afirmación moral militante en torno a valores fundamentales, objetivos.
21. El cuadrante (B), en cambio, es un cuadrante subordinado, minoritario, representado por los «liberales de derecha». Puede especularse que se trata de una corriente de escaso peso efectivo en el seno del empresariado, con baja influencia en los medios de comunicación que difunden «ideologías consonantes» y de escasa expresión «orgánica» a nivel de los partidos de derecha. Quizás su mayor irradiación se produzca hacia grupos de «liberalismo crítico» (o de «izquierda»).
22. Las ideologías de elite menos influyentes en el panorama chileno son las ideologías disonantes que se expresan con diversidad y confusión (poco perfilamiento, baja intensidad de convicción, escasa capacidad persuasiva, etc.). Entre ellas, las principales son:
del lado del pluralismo (cuadrante C):
(i)un liberalismo crítico a la búsqueda de fundamentos, que tiene relaciones de afinidad intelectual con el liberalismo sistémico y expresiones oscilantes que van desde su deslizarse hacia un pluralismo radical de las diferencias (posmodernismo, «todo va») y un deslizarse hacia la afirmación de valores, donde hermana con el catolicismo abierto;
(ii)el catolicismo abierto representado en partes de la Iglesia (que puede ser más o menos radical) y en partes de la DC, donde habitualmente alimenta las distintas versiones de las «ideologías del capitalismo con objeción de conciencia»;
(iii)el neo-estatismo liberal de algunos socialistas renovados/ppd que buscan profundizar el desarrollo hacia una segunda fase exportadora, afirmar la equidad e incrementar las capacidades nacionales de tecnología e industria; y
(iv)el pluralismo radical de las diferencias tal como lo representan ciertas neo-vanguardias culturales (la revista de N. Richard, por ejemplo) o ciertos grupos de afirmación radical de la diferencia (ciertos feminismos), o movimientos socio-políticos alternativistas (ecologistas, de preferencia sexual, etc.)
del lado de la integridad valórica (cuadrante D):
(i)el estatismo «retro» tipo PR que buscaría salvar el «estado docente» como viga maestra del desarrollo basado en el laicismo de la razón y el progreso humano y
(ii)los movimientos de identidad propia en torno a la defensa de la cultura obrera, o de los de la corporación profesional, o del partido que bebe en la fuente de sus valores originales y mantiene su moral en alto (como ocurre en ciertas tendencias DC, o en cierto socialismo histórico, o entre los «shiitas» PPD).
23. Mientras las ideologías consonantes hegemónicas engarzan con movimientos internacionales de ideas (neoliberalismo, catolicismo vaticano) y tienen una fuerte expresión de falange en los economistas neoclásicos y en ciertas expresiones orgánicas de la Iglesia Católica, en cambio las ideologías disonantes son más localistas y/o sus puntos de referencia (socialdemocracia a nivel internacional, DC internacional) están en fase declinante o son puntos de referencia que por su propia naturaleza tienden a auto-invalidarse (como ocurre con las corrientes del posmodernismo, o las ideologías marginalvanguardistas, etc.), siendo sus expresiones también menos orgánicas. Por lo general, están en estado larval que en Chile, correctamente, designamos como «sensibilidades».
24. Algunas conclusiones parciales a esta altura:
la mayoría del país se expresa a través de elites que estando en el Gobierno sin embargo son «ideológicamente de oposición» (tienen ideologías disonantes). Cabe atribuir a este fenómeno «raro» varias de las ambigüedades de la Concertación: encargadas de gobernar desde posiciones ideológicas débiles o subordinadas deben, a la vez, ser expresivas de unas mayorías «reales» cuyas preferencias son, en general, «disonantes» (más bien estatistas, corporativistas, por un lado y, por el otro lado, más bien cargadas hacia un «liberalismo práctico»);
los grupos de ideologías disonantes (concertacionistas) tienden a tener dificultades para definir su auto-identidad. Siempre están expuestas, por lo mismo, a moverse hacia el cuadrante (D), ya sea para recuperar una identidad histórica, para afirmar una identidad propia (que se percibe debilitada) o para crearse una identidad nueva;
la disonancia ideológica y la falta de contenidos propositivos fuertes se traduce en la borrosa imagen de las «sensibilidades», que agrupa a la gente en torno a «estilos»compartidos. Además, expone a los disonantes a ser tildados de «pragmáticos», de no tener «ideas» o «convicciones», etc.;
las llamadas «sensibilidades» generan ciertas emociones de grupo (o redes de poder) pero poseen una baja intensidad de convicción. De allí que las elites concertacionistas no tengan ideas fuertes que inspiren proyectos de acción. Les resulta más fácil administrar situaciones;
la política de los consensos, como proyecto de las elites disonantes, puede también leerse (¡ya sé que no es sólo eso!) como un «trasbordo ideológico inadvertido» pero al revés: se asumen las ideologías consonantes como plataforma nacional, prestándoles un «lenguaje de sensibilidad» que permita a todos – consonantes y disonantes, en todas sus versiones- jugar un mismo juego sin aparentes ganadores ni perdedores en cuanto al balance final de quiénes «pusieron» las ideas.
INSTANCIAS FORMATIVAS Y MEDIOS DE INFLUENCIA
25. El influjo e irradiación de las ideologías consonantes se manifiesta en Chile, además, por la estructura de instancias formativas y de medios de elaboración y difusión en manos de los grupos portadores de esas ideologías.
Instancias formativas: en Chile hay alrededor de 650 mil estudiantes de educación media. 65 mil de ellos estudian en escuelas privadas pagadas. Una proporción de ellos ingresa a las mejores universidades y son candidatos a formar parte de las elites en el futuro. Entre los liceos y colegios secundarios del país, un núcleo significativo está dedicado, explícita o implícitamente, a formar futuras elites. Una parte de ellos son colegios católicos, otra parte son colegios de «colonias», y probablemente una minoría son liceos públicos tradicionales. Es visible que en el núcleo católico han aumentado los colegios secundarios de la orientación que llamamos neo-liberal/conservadora, con fuerte énfasis en la integración de valores (estilo Opus Dei y otros similares).
En el caso de las universidades se observa algo similar. Hay varias, de esa misma orientación, ya sea con más énfasis en lo católico/conservador o en lo neo-liberal como ideología del desarrollo. La PUC es el paradigma en este caso, con su fuerte influencia en áreas como economía-administración de empresas, derecho, medicina-salud, psicología, educación, las ingenierías, etc. entre las universidades privadas se está desarrollando un núcleo que apunta en dirección similar. U. Adolfo Ibáñez (economía, administración, derecho); U. de Los Andes (derecho, medicina), U. del Desarrollo (derecho, economía, periodismo), U. Finis Terrae (derecho, economía-administración), U. Gabriela Mistral, U. San Sebastián.
Además de sus programas de formación de grado esas mismas universidades tienen bien gestionados programas de extensión (para empresarios, ejecutivos, profesionales, etc.). Surgimiento, en paralelo, de toda una red de seminarios/talleres y conferencias (nacionales e internacionales) de orientación para componentes de las elites.
Instancias de elaboración: aquí el papel de algunos «think tanks» ubicados en los cuadrantes (A) y (B) de nuestro diagrama son claves y han pasado a constituir seguramente los mejores ejemplos de instituciones exitosas de elaboración ideológica y de influencia intelectual: caso del Instituto Libertad y Desarrollo y del CEP. Además, el Instituto de Economía de la PUC.
Instancias de difusión: en el caso de la prensa, las cadenas El Mercurio (cuadrante A) y COPESA
26. Una nota nostálgica. ¿Qué existe como estructura de medios culturales del lado de las ideologías disonantes?
La antigua estructura de medios públicos, pero reducida ahora a su mínima expresión. Algunos demasiado pesados como para competir, todos inhibidos – además- por su naturaleza de instancias financiadas por el fisco y sujetos a servir (como corresponde) a la Nación toda: Canal 7, la Universidad de Chile, unos pocos liceos tradicionales (laicos), las universidades de Concepción y Valdivia.
Unas pocas universidades privadas de vocación nacional-pluralista (como la Diego Portales, la Andrés Bello o la Central) y un manojo de universidades con vocación de cuadrante ( C ) o ( D ), con poca capacidad – hasta ahora- de atraer alumnos de elite.
Unas pocas radioemisoras o cadenas radiales, unas revistas políticas semanales de escasa influencia y un diario limitado en su radio de difusión ideológica.
Unos «think tanks» o centros académicos independientes debilitados y faltos de proyectos (y recursos), quizá con un par de excepciones.
27. En este contexto, ¿qué futuro espera a la Concertación y sus partidos? Todo hace presagiar, por delante, tormentas de identidad y luchas por prolongar las ideologías disonantes. El epicentro de esas tormentas será seguramente la DC, por su tamaño y peso, y por la latencia de ideologías disonantes que son de difícil compatibilización y, a largo plazo, de difícil desarrollo: un catolicismo abierto pero no liberal, un neo-estatismo de base tecnocrática de difícil asimilación por los grupos volcados a buscar «identidad». El PS evolucionará más probablemente hacia un neo-estatismo como retórica de identidad histórica decreciente y un creciente liberalismo crítico. El PPD buscará expresar las corrientes liberal-críticas con cierta mezcla de neo-liberalismo y neo-estatismo. El PR insistirá probablemente en un estatismo «retro» con elementos de apertura hacia el liberalismo sistémico o crítico.
28. Lo que todavía no se ve venir en la Concertación, en cambio, es un paso hacia ideologías consonantes. Probablemente el PPD dará el primer paso, pero está por verse con qué éxito. La pregunta es si caben al lado izquierdo de nuestro diagrama nuevas ideologías consonantes que resuenen con las tradiciones anti-capitalistas, anti-empresariales, anti-mercado de los partidos de la Concertación. La otra alternativa está al lado derecho del diagrama (un cuadrante A concertacionista) basado en una especie de ideología «católico-calvinista» del desarrollo. Pero ya la UDI intentó eso (aunque sin éxito, quizá por sus incrustaciones neo-liberales que no le permiten avanzar en esa dirección; a la asiática). Por ahora la DC no parece desarrollarse hacia allá. El «polo» PS-PPD-PR no puede hacerlo en tanto está «calzado» en una auto-identificación laico-liberal. Otra posibilidad sería un neo-estatismo sin elementos calvinista-católicos, pero con intensa mística modernizadora: la Concertación en general está fuera de esa orientación, que supone una emoción modernista de base, de la que carece, y una aceptación radical del mercado junto con alianzas empresariales fuertes (que en el caso chileno son casi-imposibles para la Concertación).
29. Un riesgo del cuadro descrito es la alienación de jóvenes potencialmente candidatos a la elite, socializados o emotivamente comprometidos en ideologías anti-capitalistas o disonantes, quienes sólo encuentran como salidas ya bien el individualismo de lo privado (abandono de lo público) o bien la adscripción a versiones alternativistas de pluralismo radical de las diferencias, con baja capacidad orgánica (minorías posmodernas, marginales).
*Estos apuntes fueron preparados por el autor en septiembre de 1994.