Ni con la asesoría de especialistas chilenos el PRI logra detener el ascenso electoral de la izquierda en la capital mexicana, la ventaja del candidato del Partido de la Revolución Democrática parece irreversible, las encuestas dicen que ni la suma de sus adversarios lo puede alcanzar.
Es la aplanadora del voto. El camino que definirá las vías de la transición a la democracia en México. Así le llaman los entusiastas simpatizantes del partido del sol azteca, los seguidores del candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, que casi es un hecho ganará las elecciones a Jefe de Gobierno de la capital mexicana el próximo 6 de julio. Lo aseguran todas las encuestas sobre intención de voto levantadas en los últimos meses.
De acuerdo a las estadísticas obtenidas por el prestigiado grupo Inter-Unidades de Estudios Electorales de la Universidad Autónoma Metropolitana, dadas a conocer tras una encuesta realizada entre el 30 de mayo y el 2 de junio, la ventaja del PRD puede considerarse “irreversible”. El estudio señala que las estadísticas sobre la evolución en la intención del voto muestran que el candidato Alfredo del Mazo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) pasó en los meses de abril y mayo de un 21,8% a 18,4%; el candidato Carlos Castillo Peraza del derechista Partido Acción Nacional (PAN) pasó de 17,4% a 13,5%; en tanto que el abanderado del PRD subió de 25,0% a 32,3%. El único otro partido que aumentó sus preferencias, de los siete que contienden, el Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM), se situó como cuarta opción al pasar de 2,8% a 3,4%.
Qué se juega
Se trata de la primera ocasión en que será elegido por votación el Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Hasta ahora dicho titular, llamado “regente”, era designado por el Ejecutivo. Ahora, el gobierno sobre 1.499 kilómetros cuadrados del Distrito Federal, más la influencia que se extiende sobre 27 municipios conurbados, y que suman una extensión de 3.129 kilómetros cuadrados, puede quedar bajo el gobierno de la oposición de izquierda.
Es la ciudad más grande del mundo con 8 millones 483 mil habitantes en el DF. y más de 16 millones si se considera toda la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
Un escaparate de la vida nacional. El centro del país por su potencial económico y político. La ciudad que genera 600 mil millones de pesos anuales (1 dólar igual 8 pesos) como Producto Interno Bruto (PIB). Donde el 75% de su población vive en condiciones de “pobreza moderada”, con tres salarios mínimos (poco más de mil dólares al mes), y un millón de capitalinos están sumidos en la extrema pobreza.
Los problemas de agua, vivienda, salud, pobreza, educación, desempleo e inseguridad son alarmantes. En 1985 un terremoto destruyó o dañó más de 96 mil construcciones. En diciembre de 1994, un terremoto económico dejó al país prácticamente sin reservas, obligó al gobierno a aceptar un préstamo del gobierno de Estados Unidos por 50 mil millones de dólares, y dejó a esta ciudad con un saldo de 21 mil microempresas cerradas y 2,4 millones de personas sin una fuente de empleo o en el subempleo, con percepciones menores de dos salarios mínimos (menos de mil dólares). A esto se agrega que cada año se suman al mercado de trabajo 200 mil capitalinos.
Problemas y carencias
Vayan algunos ejemplos:
• En el primer trimestre de este año, de 15.705 compañías dedicadas a la construcción, 20% no reportó actividades y 2,6% desapareció.
• Faltan 800 mil viviendas.
• Uno de cada 20 niños en la Zona Metropolitana padece desnutrición y en lasa calles de la ciudad viven 13 mil niños sin hogar.
• Durante el primer trimestre de 1997, 1.423 menores entre 11 y 18 años de edad fueron sujetos a procedimiento legal por delitos que tienen que ver con homicidio, drogas, violación y prostitución.
• Según la Cámara Nacional de Comercio existen 250 mil vendedores ambulantes.
• 93% de las viviendas cuenta con drenaje.
• 96% cuenta con agua entubada.
• 99% con electricidad.
• Existen 28.200 empresas industriales.
• El Metro cuenta con una red de 178 kilómetros.
• 4 millones 200 mil autos privados circulan cada día.
• Se consumen 64 mil litros de agua potable por segundo.
• Existen 514 kilómetros de acueductos y líneas de conducción de agua potable.
• Entre septiembre de 1995 y agosto de 1996 hubo un promedio diario de 2.53 protestas frente a oficinas públicas, 2.01 concentraciones y 1.14 marchas.
• Existen 12 mil indigentes.
• La deuda que heredará el futuro gobierno será de 13.500 millones de pesos, lo que hace prácticamente imposible que la futura administración pueda realizar inversiones en obras para resolver algunas carencias de la ciudad.
El estado actual del gobierno
Entre promesas de obras sociales incumplidas y encuestas favorables a la oposición, el gobierno priista del regente Oscar Espinosa se encamina a terminar su período de tres años al frente del gobierno capitalino. La avanzada de la oposición de izquierda encabezada por Cárdenas, más la desbandada de burócratas para incorporarse a la campaña del PRI en la capital o a algún puesto de elección popular, ha terminado por resquebrajar la estructura administrativa de la ciudad. El regente se despidió con casi 70% de sus colaboradores renovado, con una deuda millonaria y con los problemas de la capital agravados.
Justamente para contrarrestar esta imagen de deterioro fue que hace unos meses el regente contrató al chileno Juan Enrique Vega; para que le ayudara a cambiar su imagen al momento de la entrega de la administración. Pero no la asesoría del es exiliado chileno en México ha sido suficiente; todos los estudios dicen que la imagen no tiene remedio.
Lo mismo ha sucedido al interior de la campaña del PRI con la asesoría de otro chileno: Jorge “el Coque” Matte, director de la consultoría Estudios Psicoindustriales, al cual se le encargaron unos estudios sobre la percepción pública de cada uno de los tres principales candidatos. El estudio de Matte reveló que el electorado consideraba a Cárdenas un candidato “honesto”, en tanto que el abanderado priista Alfredo del Mazo era percibido como “corrupto discreto”. Dicho estudio, de carácter interno, fue filtrado a la prensa, lo que provocó la protesta y amenazas de denuncia por parte del publicista chileno.
Las ofertas políticas, casi iguales
La campaña del miedo ha subido de tono junto con el ascenso de las preferencias cardenistas. El sistema de pensiones llamado Afores, que recién comienzan los bancos a introducir en México, y que en buena medida está inspirado en la privatización de la seguridad social chilena, fue hace unos días criticado por el candidato del PRD. La respuesta no se hizo esperar: si gana la izquierda habrá desestabilización económica y falta de confianza por parte de inversionistas.
Sin embargo las plataformas de los tres principales partidos contendientes contradicen estos temores. Tanto el PAN como el PRD, esperan combatir la extrema pobreza, reconocen el papel relevante del mercado, proponen una redistribución del ingreso más justa, aceptan la necesidad de inversión extranjera, están por una mayor fiscalización del gasto público, se fijan metas de menor inflación, tasas de interés más bajas y un tipo de cambio estable.
Algunos ejemplos:
• Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá: los tres partidos lo aceptan, y aunque el PRD es más crítico lo más que dice es que hay que revisarlo, pero siempre por medio de un referéndum para garantizar un mayor provecho nacional.
• El sector privado: todos coinciden en que hay que defender, apoyar y estimular a la iniciativa privada nacional. El PRD incluso reconoce que hay que apoyar al sector privado que ha sido seriamente dañado por las políticas de ajuste en los últimos 14 años.
• Inversión Extranjera: todos proponen estimularla y depurar el marco legal.
• Privatizaciones: el PAN y el PRI dicen que deben privatizarse las empresas que pueden ser administradas eficientemente por particulares y que signifiquen una carga para el Estado. El PRD critica las políticas de privatizaciones seguidas en los últimos 12 años pero critica la existencia de un Estado obeso y dice que sólo deben quedar en manos del Estado los recursos nacionales que la Constitución señala así como las empresas estratégicas y su participación en las prioritarias para el desarrollo nacional.
• Gasto Público: sólo el PRD propone aumentarlo pero sin “dogmas estatistas” y pugna por fortalecer, igual que PRI y PAN, los mecanismos internos del gobierno y legislativos de vigilancia del gasto. También considera a la inversión pública no sólo como una de las palancas promotoras del desarrollo, sino como el único medio posible para dotar a la sociedad de los bienes y servicios que el mercado no es capaz de proporcionar. El PAN pugna por disminuir la carga burocrática del gobierno cerrando algunas dependencias inoperantes. También, al igual que los otros dos partidos, considera importante destinar un gasto a la atención del desarrollo social. El PRI considera que el tamaño del gasto no es lo importante, ya que ello obedece a imposiciones de la realidad.
• Impuestos: los tres coinciden en simplificar el sistema impositivo, depurar el catálogo de delitos fiscales y eliminar las acciones intimidatorias y persecutorias que ahora impulsa el gobierno. PAN y PRD proponen reducir la tasa de impuesto sobre la renta y aplicarle un sentido progresivo, de tal modo que paguen más los grupos de mayores ingresos; reducir también la tasa general del IVA, y gravar las ganancias de capital en los mercados financieros. El PRI propone revisar el esquema tributario de las empresas a fin de permitirles la reinversión de utilidades.
• Sistema financiero: PAN y PRD se pronuncian contra las prácticas especulativas. El PRD pide una reforma financiera que permita regular las operaciones de la banca comercial para recuperar su función de promotora del crédito. Los tres partidos coinciden en que es urgente resolver el problema del sobreendeudamiento y de la cartera vencida.
La tradición priista
El Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) encargado de las elecciones del próximo 6 de julio está, por primera ocasión totalmente ciudadanizado, es decir, no será el gobierno la máxima autoridad que califique las elecciones. Sin embargo, las apariencias pueden engañar. Atrás del Consejo General hay una compleja red de más de 7 mil empleados que se extiende a lo largo de la república y a los 300 distritos electorales federales. Esa inmensa red encargada de conducir el proceso electoral está integrada por ex secretarios de gobiernos estatales, ex asesores de gobernadores y toda una gama de ex funcionarios gubernamentales. Todos militantes del PRI.
En cada estado del país existe un Vocal Ejecutivo del cual depende todo el aparato operativo electoral. Estos vocales presiden los consejos locales. La mayoría de estos vocales ya operó en el proceso electoral de 1994, fueron elegidos desde la dirección general del IFE tras una compleja red de consultas políticas. Hay que tener presente que el IFE empezó a operar en octubre de 1990, como resultado de una reforma electoral aprobada ese año durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Desde entonces, y a pesar de la llamada ciudadanización, un grupo importante del PRI mantiene el control de las distintas áreas del organismo.
El primer director del IFE fue el actual secretario de Gobernación (Interior) Emilio Chuayfett. Este dejó el puesto en 1992 para convertirse en candidato del PRI al gobierno del estado de México. El puesto de Chuayfett lo heredó Arturo Núñez. A él le correspondió conducir el proceso electoral de 1994. A inicios de 1995 se trasladó a las oficinas de Gobernación para hacerse cargo de la subsecretaría de Gobierno. Renunció para ser candidato del PRI a diputado federal por un distrito del estado de Tabasco en las próximas elecciones del 6 de julio.
El DF no es todo
El próximo y de julio, además de las elecciones de Jefe de Gobierno en el Distrito Federal, se llevarán a cabo elecciones para renovar la totalidad de los 600 parlamentarios de la Cámara de Diputados y a 32 senadores de la República. Además se elegirá Gobernador en los estados de Campeche, San Luis Potosí, Colima, Sonora, Querétaro y Nuevo León. Se trata de una de las jornadas electorales más importantes en la historia contemporánea de México. El resultado puede ser un cambio sustantivo en el sistema político mexicano que impera desde hace ya setenta años: las encuestas anuncian el triunfo de la oposición de izquierda en el gobierno del Distrito Federal, y el fin de la mayoría absoluta del PRI en la Cámara de Diputados. Entre 1989 y 1997 ocho estados de la República Mexicana han vivido bajo un régimen de gobierno dividido, es decir, aquellos donde el partido del gobernador no cuenta con el control mayoritario del Congreso. La experiencia ha sido positiva. No ha significado el camino a la violencia no a la ingobernabilidad. Muy por el contrario, ha servido para desanudar la compleja trama el control político en México y allanar la confianza en el tránsito pacífico a la democracia.