Sección: Gobierno Bachelet: Gestación y desarrollo

Cocacolización de la derecha chilena

Aramis Cortés Terzi

www.centroavance.cl
Julio 2004

El 20 de junio el candidato aliancista, Joaquín Lavín, desmintió las declaraciones que lo acusaban de estar utilizando estilos confrontacionales copiados de la política norteamericana y que se reflejaban en una serie de denuncias y emplazamientos al gobierno. En aquella ocasión, sonrisa mediante, declaró: “son puros cuentos, el único que viaja a Estados Unidos es el Conejo, (el manicero Luis Martínez) y viaja a vender maní”.

El señor Lavín miente.

El 24 de enero de esta año viajaron a Estados Unidos cuatro importantes miembros de su comando; Cristián Larroulet, Darío Paya, Gonzalo Müller y la recién incorporada generalísima Cristina Bitar y no fueron a vender maní….

Su misión era reunirse con expertos electorales norteamericanos ligados principalmente a la administración Bush, entre los que se mencionan: Kent Mehlmann, encargado de las campañas republicanas en todo el país; Matthew Dowd, estratega jefe de la campaña de Bush; Russ Schriefer, experto en imagen pública y que ha estado en las dos últimas campañas presidenciales; Mike Gerson, un fanático cristiano evangélico a cargo de programas sociales inspirados en el conservadurismo compasivo; Ralph Reed, colaborador en 88 campañas y fundador de un movimiento conservador que pretende conciliar política y valores religiosos; James Carville, su especialidad son los candidatos en desventaja, es cercano a los demócratas y asesoró a Bill Clinton en su campaña contra H. Bush, pero acepta clientes de otras tendencias.

En los tres días que duró el maratónico viaje, que los llevó de Washington a Atlanta, se mencionan encuentros con Ed Gillespie, Terry Nelson y Dick Morris.

No es extraño que tantos asesores cercanos a George W. Bush hayan recibido y aconsejado a la delegación, teniendo en cuenta el malestar que causa en la Casa Blanca el advenimiento de gobiernos de centro izquierda en la región.

Algunos de los consejos y observaciones que se hicieron públicos al regreso fueron:

La similitud entre la campaña de Gore y Bush el 2000 con la chilena. Para los expertos norteamericanos lo que más jugó en contra de Gore fue la buena imagen y el alto prestigio de Clinton. (Durante meses escuchamos a personeros de la derecha alabar la buena gestión del presidente Lagos)
Destacar las inconsistencias y falta de contenido, recalcar que se sabe poco del contendor.

Colocar en el tapete los temas valóricos. Causó sorpresa en Estados Unidos que Michelle Bachelet tuviera un pasado UP y no tuviera una familia tradicional que mostrar. Recomendaron insistir en que haga explicito el modelo de sociedad y familia que va a respaldar.

Cada vez que se traspasó el poder de un bloque a otro en Norteamérica el mensaje central fue el cambio. Si no hay razones para cambiar al bloque que gobierna los electores no votan por él.

Encontrar un discurso que sitúe al candidato como el único capaz para enfrentar algo trascendental para el país.

Pero este no fue el primer acercamiento a la política norteamericana por parte de la Alianza. Muchas de sus propuestas políticas están tomadas del “Conservadurismo Compasivo” de Marvin Olasky que tan buenos dividendos dio a Bush en la campaña de 2000 y cuyas ideas centrales fueron expuestas por Lavín y Longueira en un encuentro de partidos de derecha latinoamericanos realizado en 2002 en Bolivia, remozado bajo el nombre de “Conservadurismo Solidario”.

O las asesorías solicitadas al Manhattan Institute “un centro de estudios neoconservador que ha basado su metodología en aplicar estrategias innovadoras, basadas en principios de mercado, a la búsqueda de soluciones concretas para los problemas sociales de la ciudadanía y que hoy asesora al aspirante republicano, George W. Bush. Entre sus “clientes” extranjeros han figurado, entre otros, el abanderado de la Alianza por Chile, Joaquín Lavín”. (Revista Que Pasa)

La Alianza también parece seguir muy de cerca las recomendaciones de Dick Morris, tal vez el más influyente de los estrategas políticos norteamericanos y autor de numerosos libros sobre estrategia política, entre los que se destacan “Juegos de poder” y “El nuevo Príncipe”, para muchos una versión moderna de la obra de Maquiavelo.

A él se le atribuye el concepto de “campaña permanente” y frases como: “si no puedes con tu adversario político, alábalo”. Considera que la noción de cambio debe ser eje de las campañas electorales y en lo comunicacional recomienda usar mensajes cortos, repetidos y recordables (majadería para algunos).

Aunque se le reconoce como republicano fue el artífice del triunfo de Bill Clinton frente a Bush padre, siguió como su asesor cercano, hasta que tuvo que renunciar producto de un escándalo en que se vio envuelto con una prostituta.

Pareciera ser que a los ángeles expulsados del cielo sólo les queda convertirse en demonios.

Desde entonces ha asesorado campañas y gobiernos (bajo el imperativo de “campaña permanente”) en todo el mundo, pero principalmente latinoamericanas, entre las que se destacan la de Fernando de La Rua en Argentina y Vicente Fox en México.

Quienes han tenido la posibilidad y los dólares para contratarlo (entre 10.000 y 25.000 diarios más gastos de traslado y alojamiento) han quedado satisfechos de su trabajo, pero quienes han estado en el bando contrario han sufrido los rigores de sus estrategias de polarización y de campañas sucias. Basta con leer la prensa de los países por los que ha pasado para entender las pasiones que desata. Recomendables de ver son: México, Argentina, Honduras, Nicaragua, Venezuela, (asesoró a Chávez durante una de las crisis).

Su asesoría al gobierno de De la Rua terminó abruptamente tras las denuncias de pagos irregulares de sus honorarios los cuales eran hechos por la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Morris sólo alcanzó a cobrar un millón seiscientos mil dólares. El juez federal que investigó la causa ordenó allanar dependencias de la Casa Rosada y las oficinas del SIDE en busca de su contrato. Este se encontró finalmente en la caja fuerte del organismo de seguridad y dejó en claro que recibió menos de la mitad de sus honorarios.

Ha sido acusado permanentemente de recomendar la búsqueda de “la diferenciación y la polarización” como herramientas de campaña y de buscar a los “muy malos” para contrastarlo con su propio candidato. Los epítetos no faltan: Dick “el sucio” Morris o simplemente Dirty Dick. Todo indica que a muchos latinoamericanos no les gusta la cocacolización de la política.

En la campaña presidencial de 2000 el candidato mexicano de la “Alianza por el Cambio”, Vicente Fox, fue asesorado por Dick Morris. El cambio ofrecido era la lucha frontal contra la corrupción mexicana. Una vez electo las emprendió en contra de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (PEMEX). Sus ejecutivos y dirigentes sindicales fueron acusados de corruptos y varios de ellos procesados. PEMEX fue elevada a la categoría de icono en la lucha contra la corrupción, durante todo este periodo su asesor estrella era visto permanentemente en el palacio presidencial de Los Pinos.

Fox, mientras fue candidato, se manifestó partidario de la privatización del sector energético y del petróleo.

El año 2003 los republicanos del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes del Congreso norteamericano, concluían que cualquier acuerdo sobre temas de migración entre México y los EEUU pasaba por permitir la inversión norteamericana en PEMEX.

Afortunadamente Chile tiene poco petróleo…

Mientras asesoró a de la Rua en Argentina, Morris no tenía contacto con la prensa y muy poca gente sabía de sus pasos, lo mismo ocurrió mientras trabajó con Bill Clinton.

En un articulo publicado por El Mercurio el 4 de junio de 2004 se lee: “Ahora, después de haber colaborado con cientos de candidatos en EE.UU., se dedica a aconsejar a gobiernos extranjeros. Dicen que en una semana puede recorrer varios países. Pero en silencio, sin que nadie lo sepa, casi en forma clandestina”

Dick Morris ha estado en Chile por lo menos en tres oportunidades en el último tiempo. Finalmente encontró al príncipe criollo: Sebastián Piñera.

Es de esperar que éste no se ponga como Dick en política…