Sección: Política y modernidad: Cambios, instituciones y actores

El Informe del PNUD: puerta abierta para un profundo debate

Claudio Huepe

www.asuntospublicos.org
Mayo 2004

En Lima, el 21 de abril, el PNUD presentó el Informe La Democracia en América Latina, fruto de un largo trabajo en el que participaron destacadas personalidades políticas y académicas del continente, coordinadas por el ex canciller argentino, Dante Caputo.

El origen de este informe es el acuerdo de la Junta Ejecutiva del PNUD y del Fondo de Población de las Naciones Unidas, que en su primer período de sesiones del año 2002 aprobó el II Marco de Cooperación Regional para el período 2001–2005, donde se incluyó “la preparación de un informe sobre el estado de la democracia en América Latina que será resultado de actividades conjuntas de académicos y agentes políticos y sociales de la región”.

Apoyo a la consolidación democrática

Este informe es parte de un proceso en el que, a petición de los gobiernos, el PNUD ha dedicado una atención creciente al desafío de consolidar la democracia en América Latina y el Caribe.

El estudio abarcó dieciocho países y está basado en un marco conceptual ampliamente consultado con destacadas personalidades de la región, y en una gran información empírica obtenida de tres fuentes: una encuesta de opinión realizada por Latinobarómetro que fue respondida por casi diecinueve mil ciudadanos de los países considerados en el estudio; la elaboración de indicadores sobre el estado de la democracia, recurriendo a información primaria y secundaria del más diverso origen; y encuestas a 231 líderes latinoamericanos, incluidos 41 presidentes y vicepresidentes actuales y precedentes.

Todo este trabajo dio como resultado el Informe Central presentado en Lima.

Textos complementarios

Este documento será complementado con otros productos, a saber:

Un libro con los artículos elaborados por políticos y académicos destacados que aportan “ideas y posiciones para un debate sobre el desarrollo de la democracia en América Latina”.

Un compendio estadístico que reúne información, hasta ahora dispersa, sobre aspectos relevantes para la democracia y para una ciudadanía integral en los países de América Latina, junto con los índices construidos para este Informe y los resultados de la encuesta de opinión.

Los materiales que contribuyeron a establecer el marco conceptual del proyecto y su manera de entender la democracia, junto con opiniones críticas de destacados analistas.

Los resultados de la ronda de consultas a los dirigentes latinoamericanos.

Este enorme esfuerzo obedece a un objetivo central que, a petición de los gobiernos de la región, ha orientado la acción del PNUD en los últimos años, como es el de consolidar, profundizar y perfeccionar la democracia. Para ello se requiere que este sistema político sea capaz de enfrentar con éxito el desafío de solucionar los graves problemas sociales que persisten en nuestros países, tales como los elevados niveles de pobreza, las profundas desigualdades de nuestra sociedad, la exclusión de grandes sectores de la población de los beneficios del crecimiento, todo lo cual ha significado un aumento de la insatisfacción ciudadana con esta democracia.

Para superar estas carencias, la ONU ha establecido los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que fijan metas concretas que los países deben lograr para el año 2015, a objeto de proporcionar a todos los habitantes de nuestros países un mínimo nivel de vida compatible con su condición de seres humanos.

Elemento para el debate

Este informe proporciona un análisis comprehensivo del estado de la democracia en América Latina, el que – estamos convencidos – significará un hito relevante en la reflexión sobre el futuro de nuestros países. No nos cabe duda que se constituirá en un elemento central del debate sobre el futuro del continente, pues profundiza el análisis del sistema político democrático que tenemos, releva sus desafíos, muestra caminos y ofrece una agenda de futuro que debe contribuir a orientar la acción de nuestros gobernantes.
El informe se elaboró a partir de un marco conceptual en el que se plantean algunas reflexiones sobre el momento que vive la democracia en América Latina.

En primer lugar, se constata que, por primera vez, todos los países viven bajo regimenes democráticos, al menos desde un punto de vista electoral. En todos ellos hay elecciones libres y competitivas, con ciertas garantías que permiten que los ciudadanos puedan, a través del voto, decidir a quien entregan el poder para que los gobierne.

Hace 25 años, de los 18 países incluidos en el informe, sólo 3 (Colombia, Costa Rica y Venezuela) podían considerarse democráticos. Hoy, todos nuestros países cumplen con los criterios básicos de un régimen democrático, en su dimensión electoral y política.

Al mismo tiempo, se constata que existen importantes carencias sociales que crean una sensación de descontento con el tipo de democracia que tenemos.

El malestar y la democracia

En el informe se trata de analizar en forma crítica la situación de nuestras democracias. Tal como allí se señala: “No hay malestar con la democracia, pero hay malestar en la democracia”.

Es importante, eso sí, que al analizar las carencias no olvidemos las que tenemos, lo que hemos construido después de duras y largas luchas contra regímenes dictatoriales o autoritarios.

En el proceso de analizar la construcción democrática se cae necesariamente en el papel de la política, pues la democracia se construye con la política.

Aparece como imperioso superar las graves carencias de ésta y la necesidad de acrecentar su calidad para que ella contribuya a perfeccionar la democracia.

El informe plantea que es urgente una política que genere poder democrático, cuyo objetivo sea lograr una ciudadanía integral, entendiendo por tal aquella que permita que el ciudadano pueda “acceder armoniosamente a sus derechos cívicos, sociales, económicos y culturales, y que todos ellos conformen un conjunto indivisible y articulado”.

Para ello es necesario avanzar en ciudadanía política, civil y social.

Más que electores: ciudadanos

El desafío central de la democracia es, entonces, pasar de una democracia de electores a una democracia de ciudadanos.

Ello es posible por cuanto la democracia es la única forma de organización política que tiene capacidad de rectificarse a sí misma.

El informe plantea que en América Latina se presenta una realidad muy particular, una región con sociedades muy desiguales y con altos grados de pobreza, organizada políticamente bajo regimenes democráticos. Existe el denominado triángulo de la democracia electoral, la pobreza y la desigualdad.

Ello nos lleva a reflexionar sobre la relación entre economía y democracia y el desafío de resolver las tensiones que entre ellas se presentan.

Algunos argumentan que la democracia sería inviable mientras no se resuelvan los problemas de la pobreza y se logre un mínimo aceptable de igualdad.

Contra esa visión, el informe sostiene que sólo con más y mejor democracia, las sociedades latinoamericanas podrán ser más igualitarias y desarrolladas.

En el análisis económico actual, la democracia normalmente ocupa una posición subordinada a los objetivos del crecimiento económico. Parece necesario invertir los términos y preguntarse qué economía es necesaria para fortalecer la democracia.

No puede haber una “agenda económica social” de la agenda democrática. La pobreza y la desigualdad no son sólo “problemas sociales”, sino también déficit democrático.

Por eso, hay que resistir la tentación de separar y mirar como compartimientos la política económica, la política social y el fortalecimiento de la democracia.

Acciones fundamentales

Es importante señalar que el informe no se limita a analizar la situación actual de la democracia en el continente, sino que propone una agenda en la que se señalan algunos temas que deben ser debatidos en mayor profundidad. En concreto, recomienda cuatro áreas de acción fundamentales:

1. Revalorizar la política como el ámbito en el que se adoptan las decisiones
fundamentales que afectan a la sociedad

La política encarna opciones, agrupa voluntades y crea poder. Estas son tres condiciones esenciales para el desarrollo democrático.

El debate debe centrarse en como cumplir cabalmente con estas condiciones, mejorando la calidad de la política, dotándola de contenido a objeto de romper la imagen de una política centrada en temas de poder o electorales.

Como señala uno de los líderes entrevistados: “Los políticos hablan mucho más de internas, de elecciones…, y hablan muy poco de desempleo, de pobreza, de marginación, de inseguridad pública, que son los temas que están preocupando a la gente”.

El desafío para las políticas es precisamente cambiar de discurso, buscando uno que recoja las aspiraciones y temores de la gente.

En relación a éste, el informe destaca que los partidos sufren una fuerte influencia de los poderes fácticos, entre los cuales mencionan a las empresas, los medios de comunicación, los factores extraterritoriales, las iglesias, los sindicatos y, en algunos casos, los poderes ilegales ligados al contrabando, al narcotráfico y otras actividades ilícitas.

2. La necesidad de una nueva estabilidad

Se trata de construir una nueva legitimidad del Estado, recuperándolo para la ciudadanía y conduciendo el rumbo general de la sociedad.

3. Una economía para la democracia

La democracia organiza relaciones de poder. La economía organiza relaciones de producción e intercambio.

Sin embargo, el resultado de la organización económica es una cuestión decisiva para la democracia de ciudadanos.

Por lo tanto,“la agenda de la sustentabilidad democrática debe incluir el debate sobre la diversidad posible de políticas y organización del mercado y la cuestión del rol regulador del Estado”.

4. Poder y políticas democráticas en la globalización

Es necesario ampliar el debate sobre la globalización en dos sentidos. Por una parte, para dimensionar el impacto real en la soberanía interior del los estados y, por otra, como estrategias posibles para que el poder nacional no se extinga en nombre de un incontrolable poder global.

En suma, este informe abre la puerta a un profundo debate sobre el futuro de la democracia en nuestro continente.