Sección: Temas sectoriales: Diagnósticos y propuestas

Memoria, cultura y región*

Alejandro Witker

AVANCES Nº 38
Diciembre 2000

El proceso de regionalización

En Chile las regiones no expresan realidades históricas y culturales como en España, para dar un ejemplo bien conocido aquí, las regiones fueron creadas como parte de una estrategia para el desarrollo nacional. La región no es una realidad histórica y cultural claramente decantada sino más bien una tarea que debe asumirse como parte de una estrategia para el desarrollo nacional.

Si Chile ha sido, como lo dijo Gabriela Mistral “una voluntad de ser”, la región habrá de construirse con esa misma voluntad.

La construcción de la región es una tarea global: económica, política y cultural; es una tarea de todos: civiles y militares, empresarios y trabajadores, científicos y técnicos, artistas y religiosos, y debe reconocer de la partida que las identidades provinciales y comunales son más fuertes que la identidad regional que se siente más administrativa que cultural.

Gabriela ha explicado con genialidad la relación emocional con la Patria y la región: ”La región contiene a la patria entera, y no es su muñón, su cola o su cintura. El problema del país, aunque parezca no interesar a tal punto , retumba en él; las actividades de los centros mayores, industriales o de cultura, y no digamos la política, alcanzan tarde o temprano a la región, con su bien o con su mal. El sentido de la segmentación del país en la forma de la tenia, que cortada vive entera, no me convence”.

”Pero menos entiendo el patriotismo sin emoción regional. La patria como conjunto viene a ser una operación mental para quienes no la han recorrido legua a legua, una especulación más o menos lograda, pro no una realidad vivida sino por hombres superiores. La patria de la mayoría de los hombres, por lo tanto, no es otra cosa que una región conocida y poseída, y cuando se piensa con simpatía, el resto, no hace otra cosa que amarlo como si fuese esto mismo que pisamos y tenemos. El hombre medio no tiene mente astronómica ni imaginación briosa y hay que aceptarle el regionalismo en cuanto a la operación que está a su alcance… pequeñez, la de mi aldea de mi infancia, me parece a mí la de a hostia que remece y ciega al creyente con s cerco angosto y blanco. Creemos que en la región, como en la hostia, está el todo; servimos a ese mínimo llamándolo el contenedor de todo, y esa miga del trigo anual que otro hará sonreír o pasar rectamente, a nosotros nos echa de rodillas.

”He andado mucha tierra y estimado como pocos los pueblos extraños. Pero escribiendo o viviendo, las imágenes nuevas me nacen sobre el subsuelo de la infancia, la comparación, sin la cual no hay pensamiento, sigue usando sonidos, visiones y hasta olores de infancia, y son los mismo que yo”.

Memoria y porvenir

Sin recuperar la memoria es imposible conquistar porvenir.

Recuperar la memoria significa conocer a historia regional, provincial y comunal, tarea que debe abordar la investigación, la docencia y la difusión cultural y por cierto, los medios de comunicación, como fuente de identidad, lecciones y motivaciones.

Nuestra región ha sido escenario de principalísima importancia en los orígenes de la nación chilena.

Aquí se libró la grandiosa epopeya que inmortalizó a Ercilla y se empeñó la terca disposición fundacional de Pedro de Valdivia. Aquí germinó el Estado nacional con la obra pionera de los gobernadores del Reino de Chile, seis de los cuales fueron sepultados en Penco. Aquí surgieron voces y armas libertarias que proclamaron en Concepción la Independencia de Chile bajo la conducción de un ilustre hijo de esta tierra. Aquí surgió la vida urbana en poblados construidos y reconstruidos, cercados de enemigos y en una naturaleza indómita. Aquí surgió la agricultura, la artesanía, el comercio, la industria: la apertura de rutas terrestres y marítimas. Aquí se perfiló la obra de estadistas, empresarios, militares, secadotes, escritores y artistas, fecundos forjadores de la nación. Aquí echaron raíces y crearon riqueza y cultura extranjeros notables.

Sin embargo, esta obra apenas está vigente en la conciencia colectiva o reducida a uno que otro episodio y a una que otra personalidad, por la sencilla razón que la historia regional se ha cultivado poco, no se enseña en los colegios, apenas se retiene en algunas efemérides conmemoradas como rutinas impuestas por el calendario y sencillamente no forma parte de la cultura básica ciudadana.

Desde los albores de la República, los fundadores comprendieron que, sin cultivar e espíritu, la riqueza pervierte y la política se encapsula en la pura disputa del poder: así surgió el Instituto Nacional, la Biblioteca Nacional, el periódico la Aurora de Chile.

El propio O’Higgins, que en la memoria colectiva se identifica como el “insigne soldado”, fue un soldado de fina sensibilidad cultural.

Promovió e teatro, apoyó la edificación del primer coliseo techado que conoció Santiago y cuyas puertas se abrieron el 20 de agosto de 1820. A sus funciones el “insigne soldado” asistía con gran entusiasmo y las que ¡vaya que tiempos aquellos!, se iniciaban con el Himno Nacional.

Pocos saben que el “insigne soldado” cultivaba el piano y se concentraba en este noble instrumento aun en los aciagos días del Sitio de Talcahuano, y huaso alfil, aprendió las tonadas de la tierra. En sus estudios extranjeros O’Higgins aprendió dibujo y pintura. Algunas miniaturas de sus mano se encuentran el Museo del Carmen de Maipú.

Cuando O’Higgins abolió los títulos de nobleza y creó en su reemplazo la Legión al Mérito, destinada a poner el talento sobre los abolengos, Gil de Castro, retratista de los padres de la patria americana: San Martín, Bolívar y el propio libertador chileno, recibió de manos de héroe, la escarapela que simbolizaba la distinción.

¿Cuántos de nuestros jóvenes saben que la primera gran obra surgida en la literatura chilena fue de un chillanejo, Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, El cautiverio feliz?. ¿Cuántos han leído a Mariano Latorre, maestro del relato de la existencia criolla, Premio Nacional de Literatura 1944 y a quien Neruda despidió en su funeral como “el primer clásico chileno”?. ¿Cuántos han leído a Marta Brunet, Premio Nacional de Literatura 1961, expresión bella y precursora de los nuevos tiempos de la mujer chilena?. ¿Cuántos conocen la obra extraordinaria de de Tomás Lago erudito de la cultura popular? . ¿Cuántos conocen a vida y obra del escultor Virgilio Arias, nacido en el seno de una familia campesina de Ránquil que conquistó la Medalla de Oro en París?. Cuántos saben y conocen las obras de Marta Colvin, Premio Nacional de Artes 1970 y de sus triunfos mundiales que llevaron a Neruda a llamarla “colvinizadora del mundo”?. ¿Cuánto se sabe de a carrera admirable de Juvenal Hernández que parió en una escuela pública en El Carmen, Ñuble adentro, y llego a dirigir durante 20 años la Universidad de Chile?. ¿Cuánto se conoce de la obra y sueños visionarios de Pascual Binimelis o de esa proeza de la ingeniería que fue la construcción del puente carretero sobre el Bío Bío, obra de Enrique Curti?. ¿Qué se conoce y valora entre el gran público de la vida y obra de médicos como Federico Puga Borne, Lucas Sierra, Fernando Alliende, Alejandro Garretón y Armando Roa, hijos de esta región y figuras eminentes de la medicina chilena?

La Región del Bío Bío ha dado a Chile veinte Premios Nacionales de Literatura, Arte, Ciencia, Historia, Arquitectura y Periodismo; pero esta hazaña de la cultura regional no se enseña en los colegios privando a los niños de ejemplos motivadores.

La historia de los terremotos y la epopeya de las reconstrucciones urbanas esa rica en lecciones formativas, no sólo por los esfuerzos de las reconstrucciones, sino también por ese producto inagotable de nuestras seculares adversidades: “la solidaridad social”.

Es cierto que hoy la lectura se enfrenta al notable desafío de la televisión, que el cine y el video aparecen como recursos técnicos cautivantes y avasalladores. Carece de sentido hablar de “caja idiota” y reivindicar al libro como la única fuente de cultura. En rigor, las técnicas audiovisuales vienen a ensanchar los horizontes culturales peor no podrán acabar con el fuego sagrado de la lectura, noble disfrute de los mejores logros del talento humano: sabiduría, lenguaje, imaginación.

Más allá de los efectos perniciosos de los grandes cataclismos sobre nuestra arquitectura y fuentes escritas, es evidente que hemos prestado escasa atención a la preservación de monumentos, archivos documentales, colecciones de prensa, fotografías; a tal punto que si queremos investigar sobre nuestra historia regional tendremos que dirigirnos a la Biblioteca Nacional y al Archivo Nacional.

El descuido por la documentación regional incluye actos tan irresponsables como el que nos relata Alejandro Pizarro en su libro Lebu. De la leufumapu a su centenario (1540-1962 publicado en 1991: un sabio intendente organizó en 1878 un archivo de la intendencia de Arauco; un ignaro intendente que lo sucedió utilizó aquellos documentos para calefaccionar sus oficinas”.

Pizarro prosigue sus denuncias: ”es muy sensible la pérdida parcial de a valiosa documentación de la ex Compañía Carbonífera de Lebu, que tanta influencia tuvo en el desarrollo de la región, la que fue quemada en parte en los hornos de la Central Eléctrica de Boca Lebu por uno de sus administradores. Lo mismo sucedió con la construcción del Ferrocarril de Lebu a Los Sauces, triste episodio que ocurrió en presencia del autor de este libro”. Se requiere un vigoroso impulso a las bibliotecas, archivos y museos municipales, cuya precariedad ilustra bien sobre nuestro subdesarrollo.

La reforma educacional se plantea como un gran objetivo el estudio de regiones y comunas, sin embargo ese propósito difícilmente podrá cumplirse si no se dispone de materiales adecuados para la enseñanza.

La historiografía de la región es escasa, no sólo por la cantidad de obras que registra, también lo es por las dificultades de encontrarlas: el Libro de Oro e la historia de Concepción, de Carlos Oliver Schneider y Francisco Zapata, publicado con ocasión del IV aniversario de la ciudad (1950) y Chillán. Sus fundaciones y destrucciones (1921), de Reinaldo Muñoz Olave (1864-1942); son joyas bibliográficas que conocen unos cuantos eruditos.

Se requiere impulsar un gran esfuerzo para avanzar en la investigación histórica regional, afortunadamente, tanto en la Universidad de Concepción como en la Universidad del Bío Bío se están realizando tesis de grado sobre temas históricos, sociales y culturales de la región.

La Municipalidad de Concepción ha creado en el parque del cerro Caracol una Galería Histórica que necesita extenderse en el tiempo que cubre, pero que ilustra bien lo que se puede hacer para cultivar la memoria de las nuevas generaciones sobre la ciudad.

En esta línea, la Universidad de Concepción, Universidad del Bío Bío y algunas municipalidades están patrocinando la colección Cuadernos del Bío Bío, cuyos 31 primeros títulos se encuentran en circulación, 22 en proceso y que han tenido una excelente acogida en profesores, estudiantes y medios informativos.

En el conocimiento científico del entorno natural de la región, el Centro EULA, de la Universidad de Concepción, ha venido generando conocimientos y propuestas de excelencia. Buena parte de esta obra, que ha merecido reconocimiento internacional, se encuentra en proceso editorial. Hasta el momento se cuenta con 25 títulos editados.

En 1997, la Corporación para la Regionalización del Bío Bío, con el apoyo de la Intendencia, editó manuales y una Guía del Maestro, destinados a incorporar el estudio de la región al sistema escolar. Abordan tres áreas: Naturaleza, Historia y Cultura; se trata de un aporte pionero muy significativo.

Con el patrocinio de la Universidad de Concepción y de la Universidad del Bío Bío y el apoyo de la Subsecretaría de Desarrollo Regional, estamos concluyendo un ambicioso proyecto de investigación: el Repertorio Cultural de la Región del Bío Bío, destinado a recuperar y antologar materiales destinados a poner en manos del sistema escolar, actores culturales y medios de comunicación, una obra que se publicará el próximo año en seis volúmenes. El proyecto contó desde sus inicios con el decidido apoyo del Intendente de entonces, Dr. Martín Zilic, apoyo reiterado del actual Intendente don Jaime Tohá.

La Universidad del Bío Bío creó en 1999 el Taller de Cultura Regional, destinado a contribuir a la recuperación de la memoria cultural de la Región del Bío Bío.

El Gobierno Regional creó un fondo para proyectos concursables destinados a la promoción de la cultura en las organizaciones sociales.

Vocación emprendedora

Pero no sólo se trata de recuperar la memoria; también debemos recuperar la capacidad emprendedora de la vida cultural de la Región.

Es útil recordar algunos hitos que mostraron el empuje y la creatividad de otros tiempos.

En 1890 se inauguró el Teatro Concepción; que es una joya de la arquitectura y escenario de magníficos espectáculos; a comienzos del siglo se inauguró el Teatro Municipal de Chillán, ambas obras fueron destruidas por terremotos. La Universidad de Concepción fundó en 1924, la revista Atenea que lleva 480 entregas y que goza de prestigio en el mundo académico nacional e internacional. El Coro Polifónico de Concepción fundado en 1934, el más antiguo de Chile y que llegó a ser calificado como el mejor de América Latina. La Orquesta Sinfónica de Concepción que desde 1952 conserva un sitial respetado en todo el país. El Teatro Universitario, que en los 50, marcó años dorados para el teatro nacional. Los murales que son el orgullo de Concepción y Chillán. La Pinacoteca de la Universidad de Concepción, guarda el mayor acervo de a pintura chilena.

En varias comunas de Región hay testimonio de hermosos frutos del talento y voluntad de ser de nuestra gente.

Mención especial merecen empresas regionales de comunicación: La Discusión de Chillán y El Sur de Concepción, que han sido tribunas siempre atentas a la vida cultural y vigilantes de los intereses regionales. En este campo es imposible no valorar a Radio Bío Bío y su Canal Regional, ejemplos de capacidad emprendedora y cuya colaboración está siempre presente en las iniciativas culturales.

Pensar en grande

Pero no es posible vivir sólo del cultivo de la memoria y del recurso de antiguos blasones; es hora de retomar aquel camino y pensar en grande con la perspectiva del 2010.

A esta actitud creadora pertenecen frutos que mestran cuantas potencialidades esperan una oportunidad; ahí está la Orquesta Juvenil de Curanilahue que en estos días está interpretando a Beethoven en Alemania. Otras Orquestas Juveniles están en marcha.

A esta actitud pertenece el Parque de las Esculturas, que empieza a dibujarse en la Costanera Norte, el Parque Violeta Parra, que se está instalando en San Carlos, las decenas de Grupos Folclóricos que florecen en las comunas y centros laborales, la puesta en valor del patrimonio histórico y natural de Lota.

Pero este impulso requiere de nuevos espacios y por fortuna, unas cuantas comunas ya cuentan con salas amplias y confortables que se están convirtiendo en fraguas de iniciativas muy valiosas.

Concepción tendrá pronto un excelente Museo Regional; se ampliará el Museo Araucano de Cañete y se han dado pasos muy positivos para oponer en valor los valiosos recursos del Museo Franciscano de Chillán. Son avances significativos pero insuficientes.

En esta dirección existen proyectos de envergadura como el Teatro Pencopolitano, cuya realización debería fijarse en la agenda de los poderes públicos y de los empresarios, que está abierto a las adecuaciones que se estimen necesarias, y ofrece la oportunidad de mostrar como la Región es digna de su pasado y del futuro que espera conquistar.

Este recinto que esta tarde nos cobija ofrece condiciones para convertirse en un escenario cultural interesante; ahí están también las posibilidades que ofrece el Teatro Concepción y la obra gruesa del Teatro Municipal de Chillan que espera su conclusión.

Estas y otras alternativas deben ser estudiadas y programa su realización en el tiempo de acuerdo a las posibilidades financieras que siempre son escasas; pero sólo enunciarlas, son una señal que estamos volviendo a pensar en grande.

Pensar en grande requiere del concurso de todos los actores de la vida cultural de la Región. En esta perspectiva, el Intendente ha convocado a crear un Consejo Regional para el Arte y la Cultura, con sus correspondientes capítulos provinciales, con la misión de asesorar las políticas públicas y de movilizar las energías creadoras de la sociedad.

En el Consejo ya comenzó una lluvia de ideas: estamos pensando en crear Premios Regionales; cada uno con nombres emblemáticos: Baldomero Lillo, Literatura: Marta Colvin, Plástica; Violeta Parra, Folclor; Lorenzo Berg, Artesanía; Claudio Arrau, Música; Pascual Binimelis, Ciencia y Tecnología; Tennyson Ferrada, Artes de la Representación y Audiovisual.

Pensamos que el futuro Aeropuerto Internacional debería llevar también un nombre emblemático que afiance la identidad regional.

Se ha subrayado la urgencia de contar con una gran Biblioteca y un Archivo, que preserven el acervo cultural de la Región.

Estas son ideas iniciales encaminadas a elaborar una Plataforma de Acciones en la perspectiva del 2010.

Las necesidades de infraestructura son inmensas. No obstante, la apertura de las escuelas públicas mejor dotadas pueden ser espacios magníficos para que florezcan talleres de teatro, pintura, escultura, artesanía, coros, conjuntos folclóricos. La apertura de las escuelas después de las 6 de la tarde y los sábados, fue una promesa del Presidente Lagos que, con la colaboración de los Alcaldes, debería concretarse cuanto antes.

Las necesidades en capacitación de gestores, directores de coros, orquestas, grupos teatrales, etc., son inmensas.

Se requiere de recursos que sabemos limitados; por lo mismo, su inversión eficaz y transparente, debe ser un componente de la nueva política cultural, esa eficiencia y transparencia sólo puede garantizarse con una decidida descentralización de las instituciones vinculadas a la cultura.

La descentralización de los fondos concursables del FONDART ha dado excelentes resultados en la Región. La descentralización del Consejo Nacional del Libro, debería acordarse sin demora.

Iniciativas como las Esquinas Culturales y las Fiestas de la Cultura, deben acordarse en las regiones sin dictado desde centro. En nuestra Región el Gobernador de Ñuble solicitó que las Fiestas de la Cultura, se hicieran en San Carlos y no en Chillán por múltiples razones, pues bien, en Santiago impusieron su decisión sin escuchar a quien conoce mejor el escenario de esos eventos, incluida las consideraciones climáticas para determinar la fecha más adecuada.

Finalmente, una consideración que me parece esencial: la gran batalla por la cultura nacional y regional habrá de darse en la escuela. Necesitamos crear en los niños y jóvenes una virtual adicción por el arte y la cultura; es allí donde debemos volcar los mayores esfuerzos en la perspectiva del 2010 para rescatar los grandes valores nacionales que no puede ligarse sólo a una pelota grande o chica, es hora que Claudio Arrau, Enrique Soro, Gonzalo Rojas, Mariano Latorre, Nicanor Parra, Violeta Parra y Marta Colvin se conviertan también en orgullos regionales; que sus libros se lean, su música se escuche y su arte se admire, aprovechando los recursos de la moderna tecnología.

Por fortuna, la Secretaría Regional Ministerial de Educación está trabajando con eficiencia en ese rubro y lo hará mejor cuando tenga más recursos y autonomía.

Señor Agustín Squella: permítame decirle que lo recibimos con alegría y esperanza porque usted es un provinciano como nosotros y conoce bien el verdadero heroísmo con que se hace cultura fuera de Santiago.

Permítame recordar una anécdota que me ahorra argumentaciones: en el sabrosísimo libro de Manuel Jesús Ortiz (1870-1945) Cartas de la aldea, ambientada en San Ignacio, Ñuble, se cuenta una anécdota que ilustra bien la mentalidad santiaguina. De visita en la región, un jovenzuelo capitalino fue llevado a conocer el río Bío Bío, con la esperanza de impresionarlo con la majestad de ese regalo de Dios para nuestros ojos, necesidades y sentimientos. Los parientes del santiaguino se quedaron atónitos cuando el jovenzuelo comentó con displicencia ”Está bien para ser un río de provincia… “

Usted, estamos seguros compartiría con nosotros la admiración por el Bío Bío, el orgullo por nuestros valores culturales, nuestros sueños y proyectos y, sobre todo, nos escuchará con respecto y consideración.