Sección: Gobierno Bachelet: Gestación y desarrollo

Un parapente para Lavín

Aramis Cortés Terzi

www.avancearchivo.cl
Agosto 2005

Lavín en sus buenos tiempos, cuando era “el” candidato de la alianza, seguro de sus apoyos y lealtades optó por botar los lastres que le impedían despegar y superar las porfiadas cifras.

Primero. Mostró cierta independencia de la UDI, que en su momento le permitió la famosa reingeniería, pero que dejó muchos resentidos.

Segundo. Renegó de uno de los iconos del gremialismo, Pinochet, dejando en pésimo pie a quienes son sus defensores y partidarios, que tuvieron que aparecer balbuceando explicaciones para justificar su apoyo al ex y que ayudó a refrescar la memoria sobre el pasado pinochetista de varios.

Tercero. Dijo que los ricos se cuidan solos. Aunque dicho dentro de la vorágine de la contienda electoral y como fórmula para ir a la captura de votos en sectores populares podría ser una buena táctica, pero es una falacia, los ricos necesitan del cuidado del poder político. A los empresarios siempre les preocupa hasta dónde llegan los ofrecimientos y quién pone los recursos.

Cuarto. No ha sido lo suficientemente enfático en los temas valóricos como para recibir la plena bendición de la santísima iglesia católica y sus fieles.

Todo esto lo hizo mientras las encuestas lo daban como un candidato con ciertas complicaciones, pero todavía viable.

La primera voz de alarma fue el resultado de las elecciones municipales, le siguieron el alza permanente en las encuestas de Michelle Bachelet, el gran apoyo al Presidente Lagos, la postulación de Sebastián Piñera, la última encuesta CEP y finalmente la autoproclamación de Pablo Longueira para el 2009.

Para quienes son sus cercanos Lavín ya no es capaz de generar más poder y así se lo están haciendo saber.

Su 22% ó 18% (según día y encuesta) ya no es atractivo para varios de los candidatos a parlamentarios que marcan en los sondeos más que eso.

En este escenario la campaña de Lavín difícilmente puede ser apoyada y reforzada por los postulantes al parlamento, campaña diseñada originalmente para un candidato presidencial que sólo necesitaba de un pequeño porcentaje del voto popular y que frente a la irrupción de Piñera ha tenido que reforzarla en el mismo sentido, dejando en la incertidumbre a sus otros sectores de apoyo.

El empresariado se muestra muy interesado en conocer las propuestas económicas de la candidatura de Bachelet y hacen gestos de acercamiento en contactos formales e informales con la candidata y con miembros de su comando, demostrando de paso su pesimismo con las campañas de la derecha.

Seguramente no quieren gastar plomo en gallinazos.

A Lavín le esta pasando la cuenta el concepto del poder que tiene la derecha…
“La ciencia política enseña reiteradamente que el poder de influencia es mucho mayor que el poder de mando… pues se obtiene que el mando haga lo que a uno más le interesa que se haga”. Esta idea sobre la política era permanentemente citada por Jaime Guzmán en sus cátedras universitarias según Francisco Martorell. La cita nos podría dar luces sobre el comportamiento de la derecha en el último periodo considerando que fue uno de los padres del gremialismo y maestro de sus dirigentes políticos.

Recientemente en su columna el analista político, Héctor Soto, nos aclara más lo que la derecha piensa del poder. Dice, después de realizar un análisis de la precaria situación electoral de Lavín: “En la centroderecha también hay gente pragmática que entiende que a lo mejor nada muy grave está ocurriendo. Porque da lo mismo, dicen. La derecha entiende mejor que la izquierda que una cosa es el Poder con mayúscula y otra son los poderes con minúsculas. Poderes que no por presentarse con menos prosopopeya son menos efectivos. Y en ese campo, que es el del empresariado, el de los medios, el de las organizaciones gremiales, el del establishment, los resultados que obtiene el sector son, claro, considerablemente más auspiciosos que los que entrega la encuesta CEP”.

Esta forma de considerar el poder es la que no han tenido en cuenta algunos integrantes de la Alianza y se han confundido entre lo que es un samurai y un kamikaze.

Los primeros, nobles, con principios, capaces de sacrificar todo por mantener el poder de sus señores, el honor y la palabra comprometida. Los segundos: peones que sólo van al sacrificio, pero que algún daño hacen.

En la reciente guerrilla de descalificaciones iniciada por la derecha, una de las primeras victimas, de los kamikaze, era el poder con mayúscula que ostenta el empresariado; la revisión de las privatizaciones, el caso Chispas, la declaración de patrimonio a los ejecutivos de las AFP. Fueron ellos quienes llamaron a bajar el tono de la contienda. También les preocupó la imagen internacional de Chile que tanto ha costado reponer después del ex y las repercusiones que esto acarrearía para sus intereses
Otros que vieron con preocupación la situación fue la iglesia que, por intermedio de monseñor Goic, llamaron a la prudencia.

Desde el propio gremialismo salieron voces llamando a la cordura y, entendiendo la óptica del poder, se puede comprender la actitud más bien pasiva de Longueira y otros próceres de la UDI: El poder con mayúscula antes que todo.

En una reciente entrevista Juan Andrés Fontaine, un ex samurai y que trabajó en la propuesta presidencial de la derecha en los talleres bicentenario comentaba “me produce una cierta frustración sentir que tenemos los equipos, las ideas, que estamos bien preparados y que, al final, estas ideas puedan quedarse en el tintero“… y continuaba: Pero hay un sabor de la victoria más sutil, cuando ves que las ideas que tú planteaste son aplicadas, incluso por aquellos que fueron tus adversarios. En el 99 planteamos la apertura del mercado de capitales. Eso no lo proponía la campaña de Lagos y había sido rechazado por los dos gobiernos de la Concertación. Sin embargo, a los pocos meses de elegido Lagos, me llamó Nicolás Eyzaguirre. Nos juntamos, conversamos largamente, y él se convenció y aplicó esa reforma. Entonces, al final, las buenas ideas permean a los distintos sectores. Por eso no creo que sea un ejercicio inútil.
Durante 17 años la derecha administró a su antojo el poder con mayúscula, sin importar los abusos del poder con minúscula.

En esas cómodas circunstancias forjaron a sus jóvenes líderes y dirigentes, que ahora son muy buenos para las mayúsculas, pero con las minúsculas…
Y su forjamiento lo hicieron con la cabeza enterrada en la arena; no vieron nada, no supieron nada, no escucharon nada.

Hoy ofrecen alas para todos.

El único capaz de hacernos volar, por un precio razonable, es Sebastián Piñera en un Boeing – y sólo en un Boeing – Pero, señores…..¡las avestruces no vuelan!